Relaciones con mis vecinos
Hay una historieta que me gusta contar, primera
escena, están los cristianos reunidos, a puerta cerrada y se les ve felices,
cantando y aplaudiendo. Segunda escena,
hay un mitin de los vecinos, que han venido con carteles, diciendo: Fuera de
los cristianos. Tercera escena, alguien,
haciendo las veces de conciliador, va a hablar con los vecinos, y les dice,
¿Por qué quieren fuera a los cristianos? Si son personas muy amables,
serviciales, colaboradoras, honestas.
Cuarta escena: los vecinos dice, precisamente, sabemos que son todo eso,
por eso necesitamos que salgan afuera, y no que se la pasen allá encerrados,
cuando es acá que los necesitamos.
Jesús dijo a sus discípulos: “vosotros sois la luz del
mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende
una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero y alumbra a todos
los que están en casa. Así alumbre
vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y
glorifiquen a vuestro Padre que esta en los cielos” (Mateo 5:14-16) Yo me pregunto, ¿Qué lectura hacen las
personas de la comunidad donde vivimos, donde residimos o laboramos de nuestro
trabajo, o de nuestra forma de vivir? ¿Estamos siendo respuesta a los vecinos o
al vecindario circundante? ¿Qué piensan los vecinos?
Si alguien nos dio ejemplo, de no quedarse encerrado
en un lugar, sino de salir y llevar respuesta social a la comunidad, de ser
parte de la solución y no del problema, fue el Señor Jesús; por supuesto que
hay tiempo para todo; hay tiempo de estar en el aposento alto a puerta cerrada
con los discípulos; como tiempo para estar en el monte, o en el templo, en las
plazas. Dice la escritura: “Recorría
Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos,
predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y dolencia en el
pueblo”. (Mateo 9:35-36)
¿Qué respuesta social estamos ofreciendo en el entorno
en cual nos movemos? En el cual
residimos o laboramos. Si le preguntamos a nuestros vecinos que piensan de
nosotros, como cristianos que somos, y del trabajo que realizamos. ¿Cuál seria su respuesta? Un día un vecino me dijo, “ustedes si que
hacen fiestas”; esa era la lectura que el hacia de nuestras reuniones. En el AT encontramos a Elías encerrado en una
cueva y el Señor le dice: “¿Qué haces aquí Elías? Ese no era su lugar, en vez
de estar “encuevado”, huyendo o evadiendo su responsabilidad, preso del temor,
debía era asumir su responsabilidad social
ungiendo reyes y sacerdotes y discipulado.
En la iglesia del primer siglo, los discípulos del
Señor, siguieron su ejemplo, “alabando a Dios, y teniendo favor con todo el
pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”
(Hechos 2:47) ¿Qué es tener favor con el
pueblo? No es estar pidiendo favores, porque la gente se cansa, todo tiene un
limite, no es buscar a los vecinos para estar pidiendo favores sino para llevar
respuesta a su necesidad.
Dice la Biblia, que el Señor añadía a la iglesia;
¿Cuáles son los dos factores claves para la multiplicación? Alabar a Dios y
teniendo favor con el pueblo. ¿Qué es tener favor? Es llevar respuesta, y
siempre habrá algun tipo de necesidad.
Es ser parte de la solución y no del problema. Desde tiempos inmemorables, los cristianos
han sido parte de la construcción de un nuevo orden social, actuando inspirados
en los postulados de Jesús, lo que llamamos en la teoterapia, los postulados de
la Revolucion Espiritual; porque la fe debe ser puesta en accion, la oración
debe llevarse a la accion. Porque la fe
sin obras es muerta.
El problema en que muchos han caído en la comodidad,
en el facilismo, o se han preocupado por meter a las gentes en sus templos o iglesias,
pero sin ir a la gente, no van a las
casas, a las empresas, a las escuelas, a los hospitales, a las plazas de
mercado. El método de Jesús era muy
diferente, el primero se metía en el ambiente de ellos, para luego meterlos a
ellos en el ambiente de el. Esa época en
que se tocaban las campanas y la gente acudia a escuchar el sermón, ya
paso. Ahora, hay que ir a buscar a la
gente, entrar en su ambiente.
Vivimos la época de un evangelio adaptativo, fliexible
donde estamos, allí somos una luz encendida, adonde vamos , la presencia de
Dios va con nosotros. Si estamos en una
cafetería, podemos decirle a una persona, “tomemos un café, seamos amigos, y
déjeme le comparto algo un mensaje que transformará su vida”
Si usted se da cuenta, Jesús siempre estuvo ofreciendo
algo, no pidiendo, sino invitando a
encontrar en el una respuesta, el conocía sus necesidades. “Si alguno tiene sed, venga a mi beba”; “si
alguno tiene hambre”; “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”; “Si
alguno esta cansado, venga a mi, yo le hare descansar”. “el qie me sigue no andara en
tinieblas”. Jesús siempre tuvo algo que
ofrecer a su comunidad. ¿Cuál es nuestra
oferta social? Regla No 1 en el vecindario: “Mas bienaventurado es dar que
recibir”. Que diferente lo que vemos hoy en día, algunos en lugar servir,
buscan es servirse de la comunidad, en lugar de granjearse el aprecio, el
respeto y la simpatía de sus vecinos, lo que han conseguido es su rechazo y tal
vez el menosprecio.
Sin embargo, como hijos de Dios, como fruto de la
teoterapia, como personas que experimentamos salud mental, por la acción
teoterapica en nuestras vidas, estamos
llamados a tener buenas y efectivas relaciones con nuestros vecinos. Hay un
pasaje que me parece importante citar, dada nuestro enfoque a construir redes
de amigos, y que se refiere a vivir en comunidad, a ser solidarios, a
cooperarse entre vecinos y amigos. “Cada cual ayudo a su vecino, y a su hermano
dijo: Esfuérzate. El carpintero animo al
platero, y el que alisaba con martillo al que batía en el yunque, diciendo:
Buena esta la soldadura; y lo afirmo con clavos, para que no se moviese” (Isaías
41:6-7) La ayuda y la motiuvacoin mutua,
el reconocimiento, el respaldo. Cada
cual ayudo a su vecino, fue de bendición para el otro, le estimulo al amor y a
las buenas obras. ¿Sera que eso es lo
que estamos haciendo?
Como hijos de Dios, tenemos que tener buenas y
efectivas relaciones con los vecinos, así sea, y aceptemos esta salvedad, así
sea que ellos no hagan parte de nuestra congregación. Si no van a nuestras iglesias o
congregaciones, ¿por eso, no serán nuestros amigos? ¿Sera eso un impedimento
para que tengamos con ellos buenas relaciones vecinales? Si la comunidad no hace parte de la
congregación, la congregación si debe hacer parte de la comunidad. Tenemos un
compromiso cívico cristiano con la comunidad. Siempre hemos dicho, que
trabajamos, por ni para, sino con la comunidad. Debemos ser sabios en el trato
con nuestros vecinos.
En un bello jardín, hay muchas flores, no todas son
iguales, debemos aceptar la diversidad, la diferencia, es aceptar y reconocer
al otro como otro. ice el sabio Salomón,
“Detén tu pie de la casa de tu vecino, no sea que hastiado de ti te aborrezca”
(Proverbios 25:17) Maneje bien su cuenta
emocional con sus vecinos, asegurse de hacer buenos depósitos, para que cuando
deba hacer un retiro, es decir, pedir un favor, tenga un saldo emocional a su
favor. Y no le pase, que ande
sobregirado con sus vecinos, o con los amigos, o con los parientes.
Esto tiene múltiples aplicaciones, pero en esencia, el
mensaje es uno solo, no ser gravosos, ni abusivos, no molestar de tal manera al
vecino, que se hastié de nosotros y llegue a aborrecernos. Sigue diciendo el sabio Salomón, “No dejes a
tu amigo, ni al amigo de tu padre; ni vayas a la casa de tu hermano en el día
de la aflicción. Mejor es el vecino
cerca que el hermano lejos” (Proverbios 27:10)
Cultive las relaciones, el mas grande patrimonio que tenemos son los
amigos; no deje a su amigo, ni al amigo de su padre, ya que muchos son
deferentes con nosotros, porque fueron amigos de nuestros padres o de la
familia, y por eso nos brindan su aprecio, apoyo y amistad. Tienen deudas de gratitud.
No debemos perder o descuidar las relaciones, también
debemos ser sabios y prudentes. Ahora
bien, dice el precepto, “mejor es vecino cerca, que hermano lejos”. ¿Acaso nuestros vecinos no están mas al
alcance para darnos una mano o una ayuda cuando lo necesitamos? Incluso, de
manera mas rápida, diligente y oportuna.
Muchas veces, son los vecinos los que nos pueden dar la mano, mas que
nuestros propios parientes. Y ni que
decir, de aquellas personas, que al no contar o no tener familia, que están
solos, solo cuentan con sus vecinos.
Como hijos de Dios, es nuestro deber promover sanas y
provechosas relaciones con nuestros vecinos.
Así ellos no quieran ser parte de nuestra congregación, por lo menos
asegurarnos que puedan contar con nuestro amistad, servicio y principalmente,
con nuestras oraciones. Una de las
bendiciones que da Dios a sus hijos, es poder estar en paz con sus vecinos. Dice Jeremías 29:7 “Y procurad
la paz de la ciudad a la cual os hice transportar y rogad por ella; porque en
su paz, vosotros tendréis paz”. Esa es nuestra prioridad, ser mensajeros de
paz, y orar continuamente, por el lugar y sus vecinos donde moramos.
Una situación muy común son los problemas vecinales, y
no podemos negar que en algunos casos nos va a tocar que lidiar con personas
conflictivas, que van intentar hacernos la vida imposible, pero esta es una
oportunidad para dar testimonio, no solo de nuestra integridad sino del Dios en
quienes hemos creído. En primer lugar,
debemos entender, que la obra es de Dios, no es de los hombres, si fuera de los
hombres se desvanecería, pero como es de Dios, la obra va a permanecer. Y quien intenten hacer daño, se vera luchando
con el Dios vivo.
En segundo lugar, debemos creer a lo que la Biblia
dice, “cuando los caminos del hombre son agradables a Dios, aun a sus enemigos
hace estar en paz con el” (Proverbios 16:7)
Así que, usted no se preocupe por los ataques que pueda recibir, concéntrese
en agradar a Dios, que del resto se encarga el Señor. Usted en la Biblia, va a encontrar muchos
casos de hombres de Dios que supieron manejar las relaciones con sus vecinos
hostiles, Abraham, Moisés, Josué, David, Nehemías, y por supuesto Jesús y los
discípulos.
Tal vez tenga que tratar con ese tipo de personas que
hablan mentiras, chismes, y crea discordia, que uno de las seis cosas que
aborrece Dios, “el testigo falso que habla mentiras y el que siembra discordia
entre hermanos” (Proverbios 6:19) En
todo caso, usted lo que debe hacer es
dejar esto en manos de Dios y no entrar en un juego belicoso con la persona que
tiene esa actitud, porque usted sabe, que al final, la persona va a cosecha lo
que ella misma ha sembrado, y usted saldrá airoso de la situación.
Como hijos de Dios tenemos una maravillosa manera de conocer personas, de
ganar amigos, y es compartiéndoles las buenas nuevas. Recuerde que tenemos tres
responsabilidades sociales con nuestro entorno como factores de bendición,
Primero, orar por sus necesidades; segundo, servir a la comunidad y tercero,
compartir las buenas nuevas. Como dice
Pablo: “¿Cómo pues, invocaran a aquel en el cual no han creído? ¿Y como creerán
en aquel de quien no han oído? ¿Y como oirán sin haber quien les predique? ¿Y
como predicaran sino fueren enviados? Como esta escrito: ¡Cuan hermosos son los
pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! (Romanos
10:14-15)
Finalmente, recordemos que hay vecinos que son
nuestros grandes amigos, y ¿Quién es un amigo? Según la biblia, es aquel que es
como un hermano, “en todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en el
tiempo de la angustia” (Proverbios 17:17) El ministerio del Espíritu Santo
siempre ha contemplado a los vecinos, por eso dice en Hechos 1:8, “pero
recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis
testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta en lo ultimo de la tierra”. En los planes de Dios, siempre se ha
considerado llevar su bendición a los vecinos, desde personas, ciudades y
países.
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