PREPARANDO EL CORAZON PARA SUBIR A JERUSALEN

PREPARANDO EL CORAZON PARA SUBIR A JERUSALEN
"Y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalen, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes". (Daniel 6:10b)

viernes, 12 de julio de 2013

Como conocer la voluntad de Dios Capitulo 9


CAPITULO 9: CONOCIENDO LA VOLUNTAD DE DIOS A TRAVES DEL USO DE UNA MENTE RENOVADA

Para conocer la voluntad de Dios es imprescindible renovar la mente, ya que el deja muy en claro, que así hagamos el mayor de los esfuerzos, nunca le será posible al hombre, hacer que quepa en su mente finita y limitada, grandeza infinita de Dios.  El rey David lo expresa en el Salmo 8, cuando dice: “cuando veo los cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tu formaste, digo: ¿Qué es el hombre para que tengas de el memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?” (Salmo 8:3-4)

A David le resultaba extraordinario, que un ser tan pequeño, limitado e insignificante como es el ser humano, le fuera concedido que el Creador, a pesar de su grandeza y majestad, tuviera amistad con el y viniera hacer morada en el.  Es tan extraordinario, como insólito, que el hombre se coloque en lugar de Dios, que considere que sus pensamientos pueden equipararse a los de Dios, que el pueda estar al nivel del Creador.  Que la creatura pueda ser mas o mayor que su creador.

No existe una mayor demostración de arrogancia, de altivez y de soberbia, que la obra excelsa de las manos de Dios, el hombre, se rebele contra su creador.  Hay tres razones por las cuales los hijos de Dios caen: La altivez, porque antes de la caída esta el enaltecimiento de espíritu; la necedad, y por supuesto, la debilidad. Dirá la vasija de barro al alfarero ¿Por qué me hiciste así?   ¿Cuestionara la vasija al alfarero?  Nunca el hombre alcanzara a entender la magnificencia del Señor.  En su obstinación se resiste a aceptar la grandeza del creador.

Y de una vez, el Señor va dejando muy en claro, y poniendo a su creatura en el lugar que a esta le corresponde cuando dice: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son mas altos los cielos que la tierra, así son mis caminos mas altos que vuestros caminos, y mis pensamientos mas que vuestros pensamientos”. (Isaías 55:8-9)

Luego, si queremos conocer la voluntad de Dios, debemos empezar por abrir nuestra mente a las grandezas de Dios.  Fue lo que hizo Abraham, el padre de la fe, cuando Dios, lo halla en un estado de depresión, frustración e impotencia, porque notaba que estaba llegando casi a los cien años, su mujer esteril, y el seguía sin unhijo que le heredase. 

Y en su introspección negativa, olvidando lo que Dios lo tenía para el, el Señor lo toma y lo lleva fuera y le dice: “mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.  Y creyó a Jehová y le fue contado por justicia”. (Génesis 15:5-6)  Fue un ejercicio didáctico, pedagógico, “mira las estrellas, si las puedes contar así será tu descendencia”.  Dios esta provocando que el salga de si, de su ostracismo.  La virtud de Abraham fue que le creyó a Dios y le fue contado por justicia.

Le creyó a Dios, porque no se trata solo de creer en Dios, sino de creerle a Dios, eso es teoterapia. A eso nos lleva el tratamiento de Dios, a creerle a El, a abrir las compuertas de la mente y de la imaginación y dispararnos al universo de las posibilidades, del Dios de los imposibles.

Abram no había entendido aun los planes que Dios tenia para el, porque el todavía no había renovado su mente, porque el seguía rigiéndose por su mente limitada, por su alma intranquila, por su espíritu exaltado, por su voluntad impotente y su cuerpo deteriorado. No podía ni siquiera imaginarlo; el estaba encerrado en si mismo, habia caído en el ostracismo, en el encierro; mirando sus limitaciones físicas.

Hasta que por fin oyó la palabra de Dios; porque “la fe es por el oír, el oír por la palabra de Dios”, y entonces, no solo abrió sus ojos físicos, sino ante todo los ojos de la fe y de la imaginación; abrió su mente y su corazón y permitió que la promesa de Dios se anidara en lo mas profundo de su ser; y cuando el abrió su mente al universo de posibilidades de Dios, las maravillas del Creador, comenzaron a ser verdad en su vida.

El rey Salomón nos ofrece una tremenda declaración que no podemos olvidar ni desconocer, “porque cual es el pensamiento en su corazón, tal es el” (Proverbios 23:7)  Un hombre llegara hasta donde sus pensamientos lo lleven; nunca iremos mas alla de nuestros propios pensamientos, un hombre es lo que piensa de si mismo la mayor parte del día; si un hombre o una mujer piensa en grande, será grande; pero si piensa en pequeño, será pequeño.  Por eso el apóstol Pablo nos dice: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. (Filipenses 4:8)

Una de las mas tristes y lamentables tragedias de la Biblia la gestaron los príncipes de Israel, debido a la pobreza mental y espiritual que les embargaba, la mayoría de ellos perecieron en el desierto y nunca llegaron a la tierra prometida, perdieron la visión, dejaron de “Ver a Sion”; perdieron la visión de si mismos. Su visión de si mismos era tan pobre, que no lograron conquistar ese sueño.  Cuando se pierde la visión de Dios y de si mismo, el desierto termina dominando.  ¿Qué es lo que sostiene a uno en elo desierto? La Visión.

Cuando llegaron a Canaán, notaron que allí vivian los Anaceos, que allí habitaban los hijos de Anac, raza de gigantes y se llenaron de temor; fue mas grande su temor que su fe;  pero eso no fue lo más grave, comenzaron a creerse langostas, y así les parecían a ellos, esa imagen proyectaban; y se rebelaron contra Dios.

No así Josue y Caleb, que tuvieron otra actitud, otra mentalidad, otro espíritu, ellos si le creyeron  a Dios, ellos si abrazaron la promesa; en ellos hubo otro espíritu y por eso conquistaron la tierra que Dios les había prometido por heredad.  No ignoraron los problemas, pero tampoco ignoraron las promesas.  El problema de algunos hijos de Dios es que ignoran los problemas, y no los resuelven, como si ignorándolos, los problemas se fueran a resolver solos, no lo atacan cuando están a tiempo; otros se quedan mirando los problemas y se olvidan de las promesas; lo que debemos hacer es encarar los problemas con actitud de fe, sabiendo que contamos con las promesas que nos garantizan que Dios no ha dado la bendición y la victoria, “que nadie nos podrá hacer frente en todos los días de nuestra vida”; “que el Señor es con nosotros” y “Si el es por nosotros, ¿Quién contra nosotros?”.  Si el va delante como un poderoso gigante.  Que allá hay gigantes, pero el que va con nosotros es el poderoso gigante, y “mayor es el que esta en nosotros, que el que esta en el mundo”. 

No tenemos mas que sus promesas, por eso hay que renovar la mente, y  no solo es abandonar aquellos pensamientos de derrota y de frustración, sino también, abandonar aquellas creencias de vanidad, de presunción, de orgullo, soberbia, altivez; que nos llevan a tener más alto concepto de si, que el que debemos de tener, y a no pensar de si con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.  ¿Qué significa esto? Es que algunos se creen semidioses, su arrogancia y prepotencia no les cabe en el vestido que lleva puesto.  Cuando la escala de valores esta invertida, cuando tenemos la  mira más en las cosas de abajo que en las cosas de arriba, también se nos hará muy difícil vivir bajo la revelación.

Pablo se libero de todo esto, por eso el da su declaración de libertad y victoria cuando dice: “las cosas que eran para mi ganancia, ahora las estimo perdida, como basura por amor a Cristo” (Filipenses 3:7)  Una de las causas del sufrimiento son los apegos, la gente vive muy apegada  a las cosas,  a los bienes, a los cargos, a los títulos, a los logros; la raíz del sufrimiento, la eliminación de los apegos, es la eliminación del sufrimiento.  No que no fueran valiosas, pero el había encontrado una riqueza superior y eterna y no estaba dispuesto a cambiarla por ningún bien, titulo u honor terrenal. 

“Y ciertamente aun estimo todas las cosas como perdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Filipenses 3:8)  Nada era comparable con la experiencia de vivir en sociedad con Dios.  Nada es mas grande que su amor, que su paz; la paz que el da, el mundo no la puede dar, pero tampoco nos la puede arrebatar.   Llego a estimar sus cosas, que en otro tiempo eran motivo de orgullo y vanidad, como perdida, como basura, como estiercol con tal de ganar a Cristo y ser ganado para el.

Nadie puede amar a Dios y a las riquezas, ese era el problema del joven rico, que tenía muchas posesiones, y eso le dificulto avanzar hacia el camino de la madurez.  Su mente estaba llena de sus apegos; Y seguir a Cristo significa renunciar para recibir.   Solo el que esta dispuesto a renunciar, puede recibir.  Jesús  lo dijo: “El que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.  El que renuncia, es el que recibe. Y esto tiene que ver con renovar la mente en relación a los valores eternos, a la verdadera riqueza.

Una personas que comienza a vivir según los valores eternos, según las costumbres del cielo, que le ha puesto el orden correcto a su escala de valores, va a parecer loco para el mundo, pero sabemos que esta siendo cuerdo para Dios.  “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (1 Corintios 1:18)

¿Qué debemos hacer entonces? Pablo nos da la respuesta en Efesios 4:23-25 “En cuanta a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre que esta viciado en  cuanto a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y la santidad de la verdad”.  En la medida en que somos renovados en el espíritu de nuestra mente, toda nuestra vida comienza a renovarse.

Dice la escritura, “nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera el vino nuevo romperá los odres y se derramara, y los odres se perderán.  Mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar, y lo uno y lo otro se conservan” (Lucas 5:37)  Cuando recibimos a Cristo el hizo de nosotros, nuevas personas; y a partir de ese momento, “las cosas viejas pasaron, y he aquí todas son hechas nuevas”.  El quiere darnos nuevos sueños y visiones, pensamientos de lo alto, desafíos que nacen en su corazón para sus hijos, pero no puede derramar su vino, si aun conservamos esa vieja manera de pensar, esa mente reprobada llena de pensamientos negativos, creencias erróneas, esquemas mentales, paradigmas.

El nos dice, “no os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual es la buena voluntad de Dios agradable y perfecta” (Romanos 12:2)  Uno de los mas serios problemas de los hijos de Dios, es cuando “claudican entre dos pensamientos”, es decir, cuando están en conflicto, porque no se deciden entre hacer la voluntad de Dios y seguir haciendo su propia voluntad.  Por esta causa Jesús también amonesto a sus discípulos, quienes cavilaban en sus corazones.
Porque en lugar de divagar en el corazón, de cavilar o claudicar entre dos pensamientos, mas bien, le creemos a Dios y a su palabra, que impide renunciar a todos esos pensamientos que nos frenan en la acción; y mas bien le creemos a Dios que “guarda en completa paz a aquel cuyo pensamiento en el persevera; porque en el ha confiado” (Isaías 26:3)   Dice la Biblia, “hermanos no seáis niños en el modo de pensar; sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar” (1 Corintios 14:20), ya es hora de abandonar toda inmadurez, y avanzar en el camino del conocimiento de Dios y de su voluntad que nos conducen hacia una madurez espiritual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario