PREPARANDO EL CORAZON PARA SUBIR A JERUSALEN

PREPARANDO EL CORAZON PARA SUBIR A JERUSALEN
"Y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalen, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes". (Daniel 6:10b)

jueves, 25 de julio de 2013

Compañerismo Cristiano Capitulo 3


La teoterapia es salud y equilibrio, y su propósito es la salud integral en el individuo; como dice 3 Juan 2 “Amado, yo deseo que seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prosperad tu alma”.  Cuando una persona es sana es su espíritu, en su alma y en su cuerpo, esta en capacidad de construir relaciones sanas con otros.   De allí el principio elemental, de no pretender que una fuente de agua amarga produzca agua dulce.  Solo una  fuente de agua dulce ofrece agua dulce; solo el amor produce amor y solo la vida produce vida.

 

En incontables momentos le escuche al Dr. Chamorro Citar al poeta Payanes, Antonio Muñoz, “No son los muertos los que en dulce calma disfrutan de la tumba fría; muertos son los que tienen muerta el alma y aun viven todavía”.  ¿Sabe cual es la tragedia de la muerte?  No que morimos, es lo que se nos muere dentro, mientras seguimos vivos; dejamos morir sueños, anhelos, ilusiones, pero cual es la muerte mas dolorosa, cuando se mueren las relaciones con los seres que amamos.

 

A través de la Teoterapia, el trato de Dios al hombre, aprendemos a tratar con Dios ty con los hombres; aprendemos a relacionarnos con otros; una persona que tenga dificultades para tratar con los demás, es porque le esta haciendo falta mucha teoterapia. Pero que es nadie puede dar de lo que no tiene.  Hay personas que les cuesta hasta saludar, y ¿porque les cuenta tanto? Porque saludar es “dar salud”, y ellos están enfermos, tienen el alma enferma.

 

Dios diseño al hombre para vivir en sociedad, fue Dios quien dijo, “no es bueno, no es sano que el hombre este solo”, pero la soledad se ha convertido en el flagelo social de nuestro tiempo; como nunca antes en la historia de la humanidad, hay tantas personas que sufren el síndrome de la soledad.  Se dice que el estrés fue el fenómeno sicosocial del siglo XX, y que la soledad es el fenómeno sicosocial del siglo XXI. Como nunca antes, las personas viven sola, solitarias, aislados emocionalmente de otros, comenzando por su seres queridos.

 

Los enfermos buscan a sus similares, por eso las relaciones que se construyen hoy en día, no son relaciones basadas en principios y valores, sino en complejos y conflictos;  los iguales se buscan,  Luego, no se trata de construir relaciones que alimenten los conflictos, sino que sean relaciones sanas, provechosas, productivas.  Que no sean un círculo vicioso sino que sean un círculo virtuoso.  Cuando queremos ayudar a alguien a salir de su crisis, lo primero que debemos procurar es sacar a la persona de su circulo vicioso e involucrarlo en un circulo virtuoso, un ambiente social saludable.

 

Si una persona no se la lleva bien con los demás, si tiene conflictos no con una sino con varias personas, si los demás le evitan; el problema no es de los otros, el problema es de la persona; ella se ha convertido en el común denominador del conflicto.  La teoterapia nos lleva a cambiar nuestra actitud frente a las personas y a las circunstancias; nos capacita para tratar con otros, para establecer nuevas y sanas relaciones con los demás, comenzando con la personas que hacen parte de nuestra familia, o de nuestro círculo social mas inmediato.  Mas adelante, les hablare, sobre a quienes consideraba Jesús, su verdadera familia.  Ya llegaremos a ese punto.

 

Citando el Talmud, “no vemos las cosas tal como son, sino tal como somos”. En cierta ocasión un hombre se iba a establecer en un pueblo, y pregunto a un anciano que estaba a la entrada al pueblo, “¿como es la gente que vive acá?”  El anciano le respondió, ¿Qué gente quisiera encontrar? El hombre le dijo, No quiero gente iracunda, enojadiza, hostil.  Esa gente encontrara acá.  Al día siguiente, otro hombre que también pensaba establecerse, hizo al anciano al misma pregunta, ¿Cómo es la gente que vive acá? Y el anciano, volvió a hacer la misma pregunta.  ¿Qué gente espera encontrar acá? Busco amigos, personas amables, corteses, colaboradores.  Esas personas encontraran acá.  Alguien que había escuchado ambas conversaciones, pregunto al anciano; ¿Por qué a uno le había dicho, que hallaría personas iracundas, enojadizas, hostiles; y al otro, amables, corteses, colaboradoras?  El anciano le dijo: Vemos a las personas no como son, sino como somos.

 

Una de las virtudes de Jesús que causan gran admiración, era su inmensa capacidad asertiva, es decir, su capacidad de disolver conflictos, y para llevársela bien con los demás. Fue ejemplar la manera como trato con sus  discípulos; recordemos que ellos eran hombres toscos, temperamentales, emocionales, incrédulos, duros de corazón; pero el no se quedo viéndolos humanamente, sino que los vio con los ojos con que Dios nos ve, por eso, pudo tener paciencia y tolerancia con ellos, por eso pudo soportarlos, amarlos, y ayudarlos a desempolvar sus valores. 

 

Lo que le quiero decir, es la primera regla de oro, No espere que la gente cambie, el primero que tiene que cambiar es usted.  Pero es cambio, es el resultado de la teoterapia, del trato de Dios a su vida.  Hay personas que se la han pasado toda la vida intentando cambiar a los demás y no han conseguido ningún resultado. Porque nadie cambia a nadie, cada persona cambia el día que decida cambiar; el día que decida que Dios le cambie en su corazón.  A la única persona a la que usted si puede cambiar, es a usted mismo, pero si cambia el individuo, el mundo cambiara.

 

En alguna ocasión, unos jóvenes traviesos, le untaron a uno de sus compañeros mientras dormía, de una crema que tenia un olor nauseabundo.  Cuando despertó, dijo. Que huele tan feo, y se fue por la casa, diciendo, la sala apesta, la cocina apesta, el baño apesta, el jardín apesta.  En realidad, la casa estaba bien, el que apestaba era el, porque tenia un ungüento en su nariz que le hacia creer que todo lo demás estaba mal, cuando el único que estaba mal era el.  Y así suele sucede, percibimos a las personas a través del cristal que hay en nuestra alma.  Vemos la vida a través de ese cristal, y dependiendo como este el cristal, así percibimos a los demás.

 

Una de las bendiciones de hacer parte de un círculo virtuoso, de una ambiente sano, propicio al desarrollo humano, es que nos alienta, nos ayuda a ser mejores personas, como lo dice el manual, “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras”.  Ese es el efecto positivo que produce un ambiente sana, y unas relaciones saludables, impulsa a la persona al cambio, al mejoramiento integral, no lo estanca, ni lo ata, ni lo confina al fracaso.

 

Por eso usted debe ser selectivo, no excluyente, pero si selectivo, en que tipo de relaciones elige; como decían los abuelos: “dime con quien andas, y te dire quien eres”; “el que entre lobos anda, a aullar aprender”, y “el que anda entre la miel, algo se le pega”. En este sentido, la sabiduría popular es muy diciente. Yo le invito a que usted revise sus relaciones, a que piense, ¿Qué tanto, esas amistades están contribuyendo a su salud? O por el contrario, le están hundiendo en sus conflictos y frustraciones.

 

Muchos temen hacerse cristianos, porque se imaginan que su vida se va a tornar aburrida, creen que la oración y la biblia es solo para viejitas; pero no es así, si alguien nos hace sumamente felices, es Dios.  Y nada mejor que conocerle, cuanto antes mejor. Por eso el sabio Salomón invita a los jóvenes, “acuérdate de tu creador en los días de tu juventud”.  Cuando yo conocí de Cristo, era muy joven, y temía caer en una rutina o abandonar aquello en lo que yo me divertía.  Sin embargo, entendí a través de la Biblia, que la fiesta no terminaba para mi, sino que ahora iba a estar de fiesta pero con Jesús, y en su Palabra el Señor me decía: “Así, que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura de sinceridad y de verdad” (1 Corintios 5: 8)

 

Yo entendí, que para ser feliz y para pasarla bien no hay necesidad de acudir al alcohol, y mucho menos a las drogas, ni llevar una vida sexual desordenada, que para divertirse no hay que seguir los parámetros del mundo, sino que Dios me ofrece una vida con sentido y felicidad, en la que puedo suplir necesidades, y librarme de los paliativos sicológicos, y de los escapismos en los que yo estaba acostumbrado.  Si es posible pasarla bien  y mucho mejor, pero esta vez, en un ambiente de salud, y construyendo relaciones sanas con otros.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario