La
teoterapia es salud y equilibrio, y su propósito es la salud integral en el
individuo; como dice 3 Juan 2 “Amado, yo deseo que seas prosperado en todas las
cosas y que tengas salud, así como prosperad tu alma”. Cuando una persona es sana es su espíritu, en
su alma y en su cuerpo, esta en capacidad de construir relaciones sanas con
otros. De allí el principio elemental,
de no pretender que una fuente de agua amarga produzca agua dulce. Solo una
fuente de agua dulce ofrece agua dulce; solo el amor produce amor y solo
la vida produce vida.
En
incontables momentos le escuche al Dr. Chamorro Citar al poeta Payanes, Antonio
Muñoz, “No son los muertos los que en dulce calma disfrutan de la tumba fría;
muertos son los que tienen muerta el alma y aun viven todavía”. ¿Sabe cual es la tragedia de la muerte? No que morimos, es lo que se nos muere
dentro, mientras seguimos vivos; dejamos morir sueños, anhelos, ilusiones, pero
cual es la muerte mas dolorosa, cuando se mueren las relaciones con los seres que
amamos.
A través de
la Teoterapia, el trato de Dios al hombre, aprendemos a tratar con Dios ty con
los hombres; aprendemos a relacionarnos con otros; una persona que tenga
dificultades para tratar con los demás, es porque le esta haciendo falta mucha teoterapia.
Pero que es nadie puede dar de lo que no tiene.
Hay personas que les cuesta hasta saludar, y ¿porque les cuenta tanto?
Porque saludar es “dar salud”, y ellos están enfermos, tienen el alma enferma.
Dios diseño
al hombre para vivir en sociedad, fue Dios quien dijo, “no es bueno, no es sano
que el hombre este solo”, pero la soledad se ha convertido en el flagelo social
de nuestro tiempo; como nunca antes en la historia de la humanidad, hay tantas
personas que sufren el síndrome de la soledad.
Se dice que el estrés fue el fenómeno sicosocial del siglo XX, y que la
soledad es el fenómeno sicosocial del siglo XXI. Como nunca antes, las personas
viven sola, solitarias, aislados emocionalmente de otros, comenzando por su
seres queridos.
Los enfermos
buscan a sus similares, por eso las relaciones que se construyen hoy en día, no
son relaciones basadas en principios y valores, sino en complejos y
conflictos; los iguales se buscan, Luego, no se trata de construir relaciones
que alimenten los conflictos, sino que sean relaciones sanas, provechosas,
productivas. Que no sean un círculo
vicioso sino que sean un círculo virtuoso.
Cuando queremos ayudar a alguien a salir de su crisis, lo primero que
debemos procurar es sacar a la persona de su circulo vicioso e involucrarlo en
un circulo virtuoso, un ambiente social saludable.
Si una
persona no se la lleva bien con los demás, si tiene conflictos no con una sino
con varias personas, si los demás le evitan; el problema no es de los otros, el
problema es de la persona; ella se ha convertido en el común denominador del
conflicto. La teoterapia nos lleva a
cambiar nuestra actitud frente a las personas y a las circunstancias; nos
capacita para tratar con otros, para establecer nuevas y sanas relaciones con
los demás, comenzando con la personas que hacen parte de nuestra familia, o de
nuestro círculo social mas inmediato.
Mas adelante, les hablare, sobre a quienes consideraba Jesús, su
verdadera familia. Ya llegaremos a ese
punto.
Citando el
Talmud, “no vemos las cosas tal como son, sino tal como somos”. En cierta
ocasión un hombre se iba a establecer en un pueblo, y pregunto a un anciano que
estaba a la entrada al pueblo, “¿como es la gente que vive acá?” El anciano le respondió, ¿Qué gente quisiera
encontrar? El hombre le dijo, No quiero gente iracunda, enojadiza, hostil. Esa gente encontrara acá. Al día siguiente, otro hombre que también
pensaba establecerse, hizo al anciano al misma pregunta, ¿Cómo es la gente que
vive acá? Y el anciano, volvió a hacer la misma pregunta. ¿Qué gente espera encontrar acá? Busco
amigos, personas amables, corteses, colaboradores. Esas personas encontraran acá. Alguien que había escuchado ambas
conversaciones, pregunto al anciano; ¿Por qué a uno le había dicho, que
hallaría personas iracundas, enojadizas, hostiles; y al otro, amables,
corteses, colaboradoras? El anciano le
dijo: Vemos a las personas no como son, sino como somos.
Una de las
virtudes de Jesús que causan gran admiración, era su inmensa capacidad
asertiva, es decir, su capacidad de disolver conflictos, y para llevársela bien
con los demás. Fue ejemplar la manera como trato con sus discípulos; recordemos que ellos eran hombres
toscos, temperamentales, emocionales, incrédulos, duros de corazón; pero el no
se quedo viéndolos humanamente, sino que los vio con los ojos con que Dios nos
ve, por eso, pudo tener paciencia y tolerancia con ellos, por eso pudo
soportarlos, amarlos, y ayudarlos a desempolvar sus valores.
Lo que le
quiero decir, es la primera regla de oro, No espere que la gente cambie, el
primero que tiene que cambiar es usted.
Pero es cambio, es el resultado de la teoterapia, del trato de Dios a su
vida. Hay personas que se la han pasado
toda la vida intentando cambiar a los demás y no han conseguido ningún
resultado. Porque nadie cambia a nadie, cada persona cambia el día que decida
cambiar; el día que decida que Dios le cambie en su corazón. A la única persona a la que usted si puede
cambiar, es a usted mismo, pero si cambia el individuo, el mundo cambiara.
En alguna
ocasión, unos jóvenes traviesos, le untaron a uno de sus compañeros mientras
dormía, de una crema que tenia un olor nauseabundo. Cuando despertó, dijo. Que huele tan feo, y
se fue por la casa, diciendo, la sala apesta, la cocina apesta, el baño apesta,
el jardín apesta. En realidad, la casa
estaba bien, el que apestaba era el, porque tenia un ungüento en su nariz que
le hacia creer que todo lo demás estaba mal, cuando el único que estaba mal era
el. Y así suele sucede, percibimos a las
personas a través del cristal que hay en nuestra alma. Vemos la vida a través de ese cristal, y
dependiendo como este el cristal, así percibimos a los demás.
Una de las
bendiciones de hacer parte de un círculo virtuoso, de una ambiente sano,
propicio al desarrollo humano, es que nos alienta, nos ayuda a ser mejores
personas, como lo dice el manual, “Y considerémonos unos a otros para
estimularnos al amor y a las buenas obras”.
Ese es el efecto positivo que produce un ambiente sana, y unas
relaciones saludables, impulsa a la persona al cambio, al mejoramiento
integral, no lo estanca, ni lo ata, ni lo confina al fracaso.
Por eso
usted debe ser selectivo, no excluyente, pero si selectivo, en que tipo de
relaciones elige; como decían los abuelos: “dime con quien andas, y te dire
quien eres”; “el que entre lobos anda, a aullar aprender”, y “el que anda entre
la miel, algo se le pega”. En este sentido, la sabiduría popular es muy
diciente. Yo le invito a que usted revise sus relaciones, a que piense, ¿Qué tanto,
esas amistades están contribuyendo a su salud? O por el contrario, le están
hundiendo en sus conflictos y frustraciones.
Muchos temen
hacerse cristianos, porque se imaginan que su vida se va a tornar aburrida,
creen que la oración y la biblia es solo para viejitas; pero no es así, si
alguien nos hace sumamente felices, es Dios.
Y nada mejor que conocerle, cuanto antes mejor. Por eso el sabio Salomón
invita a los jóvenes, “acuérdate de tu creador en los días de tu
juventud”. Cuando yo conocí de Cristo,
era muy joven, y temía caer en una rutina o abandonar aquello en lo que yo me
divertía. Sin embargo, entendí a través
de la Biblia, que la fiesta no terminaba para mi, sino que ahora iba a estar de
fiesta pero con Jesús, y en su Palabra el Señor me decía: “Así, que celebremos
la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad,
sino con panes sin levadura de sinceridad y de verdad” (1 Corintios 5: 8)
Yo entendí,
que para ser feliz y para pasarla bien no hay necesidad de acudir al alcohol, y
mucho menos a las drogas, ni llevar una vida sexual desordenada, que para divertirse
no hay que seguir los parámetros del mundo, sino que Dios me ofrece una vida
con sentido y felicidad, en la que puedo suplir necesidades, y librarme de los
paliativos sicológicos, y de los escapismos en los que yo estaba
acostumbrado. Si es posible pasarla
bien y mucho mejor, pero esta vez, en un
ambiente de salud, y construyendo relaciones sanas con otros.
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