PREPARANDO EL CORAZON PARA SUBIR A JERUSALEN

PREPARANDO EL CORAZON PARA SUBIR A JERUSALEN
"Y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalen, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes". (Daniel 6:10b)

viernes, 12 de julio de 2013

Como conocer la voluntad de Dios Capitulo 7


CAPITULO 7: PERMANECER EN CRISTO PARA CONOCER LA VOLUNTAD DE DIOS

En cierta ocasión estando Jesús con sus discípulos, dos de ellos, Tomas y Felipe, le hicieron, una pregunta y una petición, que nos sirve para introducir el tema que vamos a tratar a continuación,  primero fue Tomas quien le dijo: “¿Cómo pues, podemos saber el camino?”, en relación a avanzar en las verdades profundas de Dios y en sus planes futuros.   Tomas se aventura a preguntarle a Jesús, sobre “¿como podemos saber el camino?”.

Jesús  le dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mi.  Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto” (Juan 14:6-7)  El camino para llegar al Padre es Jesús, es a través de la persona de Jesucristo que tenemos acceso al Padre. El es el camino, el es el mediador; “porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. (1 Timoteo 2:5)

Sin embargo, no contento con la respuesta que Jesús acaba de dar, y cruzando el límite de la inquietud a la impertinencia, Felipe, le hace no una pregunta sino una petición, “muéstranos al Padre y nos basta”. ¿Qué le parece? Atrevido Felipe.  Jesús le dijo: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido Felipe? El que me ha visto a mi, ha visto al Padre;  ¿Cómo, pues, dices tu: Muéstranos al Padre”. (Juan 14:9)

La pregunta de Tomas y la Petición de Felipe, se las hacen hijos de Dios todo el tiempo; “¿Cómo puedo conocer que tiene Dios para mi vida?” o están a la búsqueda de experiencias espirituales para convencerse.  Sin embargo, Dios se ha revelado a través de su hijo, y todo lo que debemos saber acerca de El, el Hijo nos lo ha hecho saber.

La respuesta que da Jesús a Felipe, también es para nosotros, para que reflexionemos: “¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mi? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mi, el hace las obras.  Creedme que yo soy en el Padre y el Padre en mi; de otra manera, creedme por las mismas obras”. (Juan 14:10-11)  El problema de ellos, era su actitud, por eso el Señor les insta a creer, sino son suficientes las palabras, crean por las obras.

Dice Hebreos 1:1-4 “Dios habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyo heredero de todo, y por quien así mismo hizo el universo, el cual siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de si mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredo as excelente nombre que ellos”. (Hebreos 1:1-4)

Un error muy común que cometen las personas es intentar conocer a Dios y su voluntad a través de otros métodos o mediadores, cuando existe un único mediador entre Dios y los hombres, el Hijo, nuestro Señor Jesucristo.  Nadie mas, sino el Hijo, es quien da a conocer al Padre y su Voluntad para sus  hijos.  Es por el Hijo que Dios ha hablado al hombre y le ha dado conocer el beneplácito de su voluntad. 

En cierta ocasión, Juan el Bautista envío a dos de sus discípulos a preguntarle al Señor: “¿Eres tu el había de venir o esperaremos a otro?” (Lucas 7:19) Dice la escritura que en esa misma hora Jesús hizo muchos milagros y prodigios, y envió a decir a Juan: “Id y haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres les es anunciado el reino de Dios; y bienaventurado el que no halle tropiezo en mi” (Lucas 7:22-23)

Por alguna razón, tal vez muy humana, a Juan lo asaltó la duda; el conocía muy bien a Jesús, era su primo, el mismo lo había bautizado en el Jordán; el había sido testigo, allí en Jordán, mientras lo bautizaba, que los cielos se abrieron y que el Espíritu Santo había descendido sobre en forma corporal, como paloma; y que había venido una voz del cielo que decía: Tu eres mi hijo amado en quien tengo complacencia.  Sin embargo, Juan quiso cerciorarse.

Y eso mismo ha sucedido a lo largo de la historia, los hombres a pesar de las evidencias contundentes e incuestionables, todavía quieren cerciorarse; todavía les cuesta reconocer a Jesús como el Hijo de Dios, como el Salvador del mundo; todavía siguen pidiendo pruebas y señales; siguen pidiendo métodos y caminos; incluso, de manera mas osada y atrevida como Felipe, muéstranos al Padre y nos basta.

Jesús dijo, “sino creen a mi, crean a las obras”, y ¿cual es el mas grande milagro que Jesús puede hacer? El mas grande milagro, es la transformación de una vida, es cuando el Señor convierte un corazón de piedra en un corazón de carne.  Porque solo Jesús puede hacer un hombre nuevo.  Son incontables los milagros que el Señor ha hecho, pero sin lugar a dudas, el mas grande milagro sigue siendo, lo que dice la Biblia: “De modo que si alguno esta en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hecha nuevas” (2 Corintios 5:17)

Para conocer a Dios, hay que aceptar el método por excelencia a través del cual el se ha dado a conocer, su Propio Hijo; luego, mas que hablar de un Método, tendríamos que hablar de un Mediador, de la única persona autorizada para hablar en nombre del Padre y dar a conocer sus verdades profundas.  Es el y no hay otro.  Como es mismo lo afirma, “Y nadie viene al Padre sino por mi”.  Para conocer a Dios y su voluntad, solo hay un camino, Jesús es el camino.

Algunos dirán, pero Dios hablo a través de los profetas; es cierto, en el tiempo antiguo, pero ahora, en estos tiempos, el nos ha hablado es por el Hijo. Usted dirá, ¿Y como saber lo que Dios tiene para mi, si Jesús existió hace mas de dos mil años? Jesús vive, “el es el mismo ayer, hoy y por los siglos”; lo que debemos entender, es que hoy en día, el Padre nos revela su voluntad a través del Hijo, y esto es posible, por medio del Espíritu Santo.  Es en la autoridad de Jesús, y en el poder del Espíritu Santo que podemos conocer la voluntad de Dios para nuestra vida.  De allí la importancia de conocer, no solo el ministerio de Jesús, sino el ministerio del Espíritu Santo. 

Recordemos que Jesús dijo: Y Yo rogare al Padre, y os dará otro consolador, para que este con vosotros para siempre: El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.  No os dejare huérfanos, vendré a vosotros” (Juan 14:16-18  Y sigue diciendo: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviara en mi nombre, el os enseñara todas las cosas y os recordara todo lo que yo os he dicho” (Juan 14:26)

Vemos entonces, que para conocer a Dios y su voluntad, no podemos hacerlo, sin acudir a la Persona de Jesucristo y del Espíritu Santo. Y por supuesto, el nos da a conocer su verdad en su Palabra, es la Biblia la Palabra Revelada de Dios; y es a través de su Palabra, y por su Espíritu que el nos guía a la verdad y nos da a conocer su voluntad.

Ahora bien, sabemos que nada nos puede separar del amor de Dios, pero nosotros sino nos podemos separar de su amor; el nos sigue amando, porque su amor es eterno, pero al separarnos de el; es decir, al dejar de orar, de leer la Biblia, de andar en comunión con el Espíritu de Santo, de congregarnos y tener vida de Cuerpo; al hacer esto, nos estamos separando.  De allí la importancia de Permanecer en el.

Para  conocer la Voluntad de Dios para nuestra vida, debemos permanecer en el, el nos dice: “Si permanecéis en mi, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.  En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”. (Juan 15:7-8)

El Señor quiere que permanezcamos en el, de esa manera, podemos consultar sobre su voluntad para nuestra vida, y nos será hecho.  También dice: “En esto es glorificado mi Padre”, ¿en que? ¿En que glorificado el Señor? En que llevemos mucho fruto, y seamos así sus discípulos.  Esa es la voluntad de Dios para nuestra vida, que llevemos fruto, y Dios sea glorificado. 

Pero recordemos lo que el nos dice: “Yo soy la vid, y vosotros los pámpanos, el que permanece en mi y yo en el, este lleva mucho fruto, porque separados de mi, nada podéis hacer” (Juan 15:5)  Luego, la voluntad de Dios, es que llevemos fruto, y seamos así sus discípulos, y el Padre sea glorificado, pero la clave esta en permanecer en el.  Porque separados de El, nada podemos hacer.  Esto nos lleva a concluir, que Dios  revela su voluntad a través del Hijo, y por el Espíritu Santo; que su voluntad es que le glorifiquemos llevando fruto y seamos así sus  discípulos, pero que la única manera de lograrlo es permaneciendo en el, porque separados de el, nada podemos hacer.

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