CAPITULO 10:
CONOCIENDO LA VOLUNTAD DE DIOS A TRAVES DEL CONSEJO DEL LIDER
Otra manera
de ir comprendiendo cual es la voluntad de Dios para nuestra vida es a través
del consejo del líder. En la labor de
consejería uno se encuentra con dos tipos de personas, en primer lugar,
aquellos que antes de emprender cualquier acción o tomar cualquier decisión, acuden
pidiendo dirección y le preguntan a Dios, ¿Qué quiere que yo haga?, y en
segundo lugar, aquellos que subestiman el consejo del líder, van y hacen lo que
a su parecer es lo correcto, y por lo general se meten en líos y terminan en problemas, entonces acuden, preguntando,
¿y ahora que hago?
Acudir al
líder no solo es un acto de obediencia sino ante todo de humildad; en realidad
no es la persona del líder a la que nos sujetamos, sino a lo que esta
representa. Es la persona que entre
siete mil millones de habitantes en todo el planeta, Dios ha elegido, para que
a través de esa persona, llegue a mi vida su bendición. No importa donde uno este, o en que lugar se
encuentre, uno tiene muy presente quien es su líder. Dice el manual, “el camino
del necio es derecho en su propia opinión, mas el que sigue el consejo es
sabio” (Proverbios 12:15)
Por
supuesto, que el líder nos ofrece una guía, no es el o ella quien maneja
nuestra vida, pero es una persona que por su conocimiento, madurez y
principalmente, por la unción de Dios sobre su vida, nos puede ofrecer una guía
sabia y oportuna cuando mas lo necesitamos.
Una guía, que no es una opinión personal, sino que es una directriz que
esta en la palabra de Dios, y que por la comprensión que esta persona tiene de
las escrituras, nos ofrece una luz y una mayor claridad de nuestra situación
desde la biblia.
Hemos
aprendido en la teoterapia, que el líder, en el trato con su discípulo tiene
tres maneras de actuar: Primero, esta autorizado para decirle: Te mando, en
aquello que esta relacionado con la aplicación de los principios de vida, los
principios no se negocian. Segundo, el
líder esta facultado para decirle al discípulo: Te aconsejo, en aquellos aspectos en los cuales, desde la
Biblia, le ofrece una guía para que tome decisiones. Tercero, el líder en el ejercicio del
servicio a Dios, dice al discípulo: Te ruego, en aquello en que el demanda de
la ayuda y la colaboración del discípulo en todo aquello que contribuye al bien
de la obra de Dios.
Un líder es
una persona que nos acompaña en el proceso hacia la madurez, alguien que nos
conoce, con quien hemos construido una relación de confianza y afecto, alguien
que tiene el interés de ayudarnos a lograr los objetivos que nos hemos trazado;
su labor no es colocar obstáculos ni trabar que nos impidan seguir adelante,
sino mostrarnos el camino de acuerdo a los principios de Dios; teniendo en
cuenta que el líder no esta para decirnos lo que queremos escuchar, sino lo que
necesitamos escuchar.
Una de las
principales funciones del consejero, es iluminar la mente del discípulo con la
veracidad de las escrituras en relación algún tema en particular de manera que
no haya duda al respecto. Es el Espíritu
Santo quien en realidad guía al líder o consejero, para que este, a su vez, pueda
mostrar al discípulo lo que dice la palabra de Dios sobre esa situación por la
cual acude a recibir una orientación
oportuna.
Hay un
episodio que nos ilustra muy bien el papel de un consejero en su tarea de
explicarnos el uso de las escrituras y como aplicar estas a nuestra vida para
el conocimiento de Dios y su voluntad, lo encontramos en Hechos 8:26-40. Dice la Biblia, que a Felipe, uno de los
discípulos del Señor, le fue dicho que tomara el camino de Jerusalén a Gaza en
el desierto, donde se encontró con un etíope eunuco, funcionario de Candace
reina de los etíopes, que había venido a Jerusalén a adorar, y volvía en su
carro leyendo al profeta Isaías. Y el
Espíritu dijo a Felipe, acércate al carro.
Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo “¿entiendes
lo que lees?” El dijo: “¿Y como podre, si alguno no me enseñare? Y rogo a
Felipe que subiese y se sentara con el el”.
El eunuco
estaba leyendo un pasaje que se refería precisamente al Señor Jesús, una
profecía del Mesías. Este pregunto a
Felipe: “¿De quien dice el profeta esto: de si mismo, o de algún otro? Entonces Felipe, abriendo su boca y
comenzando desde esta escritura, le anuncio el evangelio de Jesús. Y yendo por el camino, llegaron a cierta
agua, y dijo el Eunuco: Hay agua; ¿Qué impide que yo sea bautizado? Felipe
dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes.
Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mando a parar el carro; y descendieron
ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizo”.
Es a través
de la sana y sabia exposición de las escrituras, que al mente del discípulo se
ilumina con la sabiduría de Dios, y el mismo se va dando cuenta de que es lo
que debe hacer y de cómo obedecer a la voluntad de Dios. Pero se requiere de
esa persona, que se ha preparado en el conocimiento de la Biblia, para que
pueda dar la guía escritural correcta.
Como podía entender el eunuco la palabra de Dios, si no había quien le
explicara.
Dios usa
hombres y mujeres conforme a su corazón, que se dejan usar por el, para guiar a
su pueblo en el conocimiento de su palabra, como dice en Jeremías 3:15 “y os
daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con
inteligencia”. Incluso, en algunos casos, vamos a ser amonestados por Dios y su
Palabra, a través de la persona del líder, porque es necesario, para que no nos
desviemos del camino, porque es lo que hace un pastor que esta al cuidado de
sus ovejas. “Con misericordia y verdad
se corrige el pecado, y con el temor de Dios los hombres se apartan del mal”
(Proverbios 16:6) Dice el salmista, “que
el justo me castigue, será como un bálsamo que no herirá mi cabeza”.
Quien
quiera ser discipulado, tiene que estar dispuesto a ser disciplinado, dice la
Palabra de Dios, “no menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te
fatigues de su corrección, porque Jehová al que ama castiga, como el padre al
hijo que quiere” (Proverbios 3:11) Lo
importante en no fatigarnos en la corrección, además que Dios siempre acompaña
su disciplina de amor, “su vara y cayado es para infundirnos aliento”, no para
desanimarnos ni desmotivarnos. Pero es
necesaria la formación y la corrección.
En la
teoterapia hemos aprendido que hay tres tipos de manifestaciones del amor de
Dios a sus hijos: El amor de la ternura, a través del cual, usted recibe el
trato delicado, tierno y amoroso del Señor Esta el amor de disciplina, que hace
referencia a la corrección, a ese tipo de disciplina “que al presente no es
causa de gozo sino de tristeza, pero que después da fruto apacible de justicia
a los que en ella han sido ejercitados” (Hebreos 12:11)
Y esta el amor en las disciplinas, aquella manifestación del amor que a través
de sus mandamientos nos coloca limites, y nos enseña el camino a seguir; es
aprender a llevar su “yugo sobre nosotros”, que es la vida de obediencia; es
mas fácil y ligero llevar su yugo, que cargar con el peso del pecado; a través
de la vida de obediencia aprendemos a ser “mansos y humildes” y hallaremos
descanso para nuestras almas.
Quienes han
estado en el campo, saben que el arado es puesto sobre los lomos de un buey
maduro que es acompañado de un buey joven; el buey maduro, con su caminar
correcto, deja surcos rectos; el buey joven que no esta acostumbrado a la tarea
del arado, intenta zafarse, pero es cuando el yugo se lo impide, y si forcejea,
se hace hiere y hace daño. Y asi
persista en su intento, la fortaleza y firmeza del buey maduro, y el yugo que
los une, se lo impide, hasta que por fin, deja de insistir, y desiste de hacer
su voluntad, termina sujetándose,
Lo mismo
nos pasa en el discipulado, quienes llevamos un camino adelantado en el Señor,
nos corresponde, asegurar al discípulo a los principios de Dios, y uno observa
como forcejea e intenta zafarse, “aunque dura cosa es dar coces contra el
aguijón”; uno ve como patalea, y hace relinchos; y tiene su propia lucha, hasta
que al fin, el Señor a través de su palabra, termina moldeando ese carácter que
parece indomable.
Es
entonces, cuando la persona, deja surcos rectos, que es la evidencia de un
caminar correcto en Cristo. La tarea del líder demanda de amor y paciencia,
como decía Pablo: “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto,
hasta que Cristo sea formado en vosotros”. La labor del líder es fundamental en
el proceso de crecimiento del discípulo.
Dice en Hebreos 13:7, “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la
palabra de Dios, considerad cual haya sido el resultado de su conducta, e
imitad su fe”. Y sigue diciendo en Verso
17, “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras
almas; como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no
quejándose, porque esto no es provechoso”.
Es a través
del discipulado, que también aprendemos a ser lideres, el consejo que hoy
recibimos de nuestro líder, mañana se lo estaremos dando a un discípulo; con el
consuelo con que hoy estamos siendo consolados, mañana estaremos consolando a
otros. Quien se brinda la oportunidad de
aprender hoy, se otorga el derecho de enseñar mañana. De allí se deriva el
consejo de Pablo a Timoteo: “Lo que has oído de mi ante muchos testigos, esto
encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2
Timoteo 2:2)
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