CAPITULO 8:
CONOCIENDO LA VOLUNTAD DE DIOS A TRAVES DE LA GUIA ESCRITURAL
Para conocer la voluntad de Dios es inevitable, es
imprescindible acudir a su Palabra, porque la voluntad de Dios esta expresa de
manera clara y suficiente en su Palabra.
Como dice el Salmista: “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi
camino”, en (Salmo 119:105) Es casi imposible escudriñar las escrituras y no
enamorarse de ellas; en la medida en que empieza a profundizar en las verdades
de Dios, en la medida en que empieza a escudriñar en la palabra de Dios, usted
se enamora cada día, mas y mas de ella.
Por eso dice el Salmista dice, allí en el Salmo 119, que es todo un
homenaje a la Palabra de Dios, el salmo mas extenso de la Biblia, “¡Oh, cuanto amo yo tu ley! Todo el día es
ella mi meditación” (Salmo 119:97)
Una de las realidades que mas le cuestan a algunas personas
aceptar, es que “el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina
es el ordenar sus pasos”. (Jeremías 10:23), a muchos, esto les cuesta; aquellos
que quieren ser sabios en su propia opinión, aquellos que rigen su vida según
su propio criterio; aquellos que quieren hacer su propia voluntad; esto les
cuesta, en esto tienen que renovarse en el espíritu de su mente, si quieren
avanzar.
“El hombre no es señor de su camino…”, sino que es Dios quien ordena los pasos del
hombre. Dios es un Dios de paz y no de
confusión; el es un Dios de orden; el quiere que hagamos todo decentemente y
con orden. Pero, ¿Cómo el creador a su
creatura? Como encontró a la creación en el principio, con la vida desordenada,
vacía, en oscuridad, en crisis, en caos; así nos halla Dios. ¿Por qué? Porque el hombre no es señor de su
camino; ni del que camina es el ordenar sus pasos.
Pero el Dios de orden, pone orden, llena el vacio,
inyecta luz y vida; eso es lo que hace Dios y esa es la teoterapia, el
tratamiento de Dios al hombre; poniendo orden donde hay desorden, luz donde hay
oscuridad, vida donde no hay vida; su llenura, presencia y plenitud donde hay
vacio. Es Dios quien ordena los pasos
del hombre, como lo dice el salmista: “Por Jehová son ordenados los pasos del
hombre, y el aprueba su camino” (Salmo 37:23)
Y ¿Cómo lo hace? ¿Cómo ordena los pasos? ¿Cómo poden orden a nuestra
vida? ¿Cómo establece prioridades? ¿Cómo lo hace? ¿Cómo organiza nuestra vida? Lo hace a través
de su palabra. Es la palabra de Dios, que
es viva y eficaz, que es contundente, que permanece para siempre, a trabes de
la cual, Dios ordena nuestros pasos.
Como lo expresa el salmista: “ordena mis pasos con tu palabra” (Salmo
119:133)
La mayoría tienen dificultades a la hora de tomar de
decisiones; tomar decisiones no es fácil; o mejor, decidir es fácil, decidir
bien, es muy difícil. Elegir, es fácil;
elegir bien, es muy difícil. Para
decidir bien, más si estamos hablando de principios de Dios, se requiere no
solo de la capacidad para decidir, sino para discerEs decir, que para quien
quiera moverse en los principios de Dios, en los principios eternos, quien
quiera someter el entendimiento a la revelación; quien quiera de acuerdo a las
costumbres del cielo y no a las de la tierra; antes de decidir, tiene que
discernir. Y ¿Qué es discernir? Es una
facultad del espíritu, que nos permite distinguir el bien del mal, lo correcto
de lo incorrecto; y no solo, es mas que eso, es distinguir entre lo bueno y lo excelente.
“Todas las cosas me son licitas, pero no todas me
convienen”, así sean licitas, legales y legitimas; pero no están alineadas con
el plan de Dios para mi vida. Tomar
decisiones no es tan fácil, mas aun, cuando reconocemos que las decisiones implican
cambios, y en algunos de estos cambios son radicales. La palabra decisión, viene del latín,
decidere; que significa, cortar o amputar. De allí palabras similares como
incisicion, circuncisión.
Para tomar
decisiones necesitamos sabiduría, al momento de elegir que camino tomar, que
hacer, mas aun cuando se involucra el corazón, porque allí se pierde
objetividad. Porque “engañoso es el
corazón mas que todas las cosas”. En
muchos consultan a la persona equivocada; y por supuesto al escuchar la voz de
terceros y no la voz de Dios, se cometen errores, que en algunos casos son
irreversibles e irreparables. En el salmo 1 se nos dice que es lo que debemos
hacer:
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de
malos, ni estuvo en camino de pecadores; ni en silla de escarnecedores se ha
sentado; sino que en la ley de Jehová esta su delicia, y en su ley medita de
día y de noche. Sera como árbol plantado
junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y
todo lo que hace prosperara”. (Salmo 1:1-3)
Según este salmo, ¿Cuál es el secreto para que nos
vaya bien en la vida? El secreto esta en dejarnos guiar, en dejarnos conducir
por Dios a través de su Palabra; quien tiene en la ley de Dios su delicia, y en
ella medita de día y de noche, es comparado con un árbol plantado junto a
corrientes de aguas, y tres cosas suceden con el: Da fruto en su tiempo, su
hoja no cae y todo lo que hace prosperara.
Lo primero que toda persona debe hacer a la hora de
tomar una decisión, es averiguar que dice la Palabra de Dios sobre dicho asunto. Desde ningún punto de vista debemos forzar la
escrituras, para que nos digan lo que
queremos encontrar en ellas, sino que debemos darle libre paso al Espíritu
Santo para que el nos guie a través de la Palabra de Dios, a encontrar la
respuesta que necesitamos. No es
necesario forzar, mal interpretar o manipular la Palabra de Dios.
Al impartir las instrucciones a Josué para la
conquista, le encargo rigurosamente: “nunca se apartara de boca este libro de
la ley, sino que de día y de noche, meditaras en el, para que guardes y hagas
conforme a todo lo que en el esta escrito, porque entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1:8-9)
A través de su Palabra, Dios no solo nos da a conocer
sus verdades profundas, sino que trata con nuestra vida, forma nuestro
carácter, moldea nuestra personalidad; como escribe Pablo a su discípulo
Timoteo: “Pero persiste tu en lo que has aprendido, y te persuadiste, sabiendo
de quien has aprendido.
Y que desde la niñez has sabido las sagradas
escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es
en Cristo Jesús. Toda escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar,
para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para buena obra” (2 Timoteo
3:14-17)
La Palabra de Dios es el alimento básico, “la leche
espiritual no adulterada por la cual crecemos para salvación”, pero también es
el alimento solido y fundamental, “no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios” (Lucas 4:4)
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