1 Crónicas 13:1-4, 5-14; 15:1-29
Este tema nos lleva a comprender la importancia de
consultarle a Dios sobre nuestros planes.
Todos tenemos planes y todos los planes pueden ser viables, aunque no
todos son factibles. Por ejemplo, hay
gente que tiene planeado construir una casa, pero al revisar su presupuesto o
su capacidad de endeudamiento, no es factible, al menos por ahora. Es importante que usted comprenda esa
realidad, hay cosas perfectamente viables que no son factibles. Todas las ideas son bienvenidas, aunque no
todas son realizables, al menos no todas se harán como las pensamos o
imaginamos, muchas ideas se van madurando en la marcha, y principalmente, ir
madurándolas en el altar de Dios, en su presencia.
Si hay algo a lo que debemos acostumbrarnos, es aquel
principio de la vida espiritual, a consultarle a Dios, a preguntarnos si es la
voluntad de Dios. Algo que nos enseñan en el curso básico del CF1, ¿Cómo
conocer la voluntad de Dios? Y si algo
debemos tener muy presente siempre, es consultarle a Dios a través de su
palabra; consultarle a Dios sobre nuestros planes, sobre nuestros sueños;
porque nada es mas frustrante que “apoyar la escalera en la pared equivocada”,
enrutarse en un asunto, en un proyecto, y que al final no prospera, porque
desde el principio estuvo mal concebido, porque no era la voluntad de Dios.
La voluntad de Dios es agradable y perfecta, los planes,
pensamientos, propósitos que tiene Dios acerca de nosotros son de bien, no de
mal, para darnos el fin que esperamos (Jeremías 29:11), Dios nos protege, aun
de nosotros mismos, de concebir planes equivocados. De esa manera nos ahorra sufrimientos. Aquí encontramos al Rey David, un hombre
maravilloso, conocido en la biblia, como “el hombre conforme al corazón de
Dios”; pero un hombre que equivoco, como le puede pasar a cualquier a ser
humano; y el que una persona se equivoque no significa que una persona va a
perder el respeto o la admiración, eso no es lo que nos debe preocupar; por
supuesto debemos evitar equivocarnos.
Por eso la biblia dice, “el principio de la sabiduría es el
temor a Dios”, y precisamente, cuando uno reconoce a Dios en todos sus caminos,
cuando uno coloca a Dios en primer lugar; cuando uno le consulta a Dios si es
su voluntad hacer algo o no hacerlo, uno va a estar mas tranquilo y seguro, y
las cosas le van a salir bien. David
tuvo una idea, y tomo consejo de su ejercito, y aquí empieza el asunto. David era el rey, pero en Israel había un
sacerdote, y en los asuntos espirituales, no era el rey quien definía las
cosas, sino el sacerdote, por lo tanto el rey debía consultarle al sacerdote,
que era también su líder espiritual, el instrumento de Dios a quien Dios usaba
para comunicar su voluntad.
Solo que David no consulto a Dios, no consulto a su líder,
sino a sus hombres de guerra y al pueblo; pero no consulto a Dios. Dice la Biblia que “el tomo consejo”. Y es de preguntarse, ¿Cuándo Ud. tiene una
situación apremiante, o tiene que resolver un asunto, o tiene un problema, o
tiene que dar respuesta a algo especifico; y usted no tiene claridad, ¿a quien
le consulta? ¿De quien pide consejo? ¿De quien se asesora? Muchas veces uno se asesora de las personas
equivocadas. Muchos han hecho de su
peluquero su consejero. Se sienten muy
cómodos, sentados allí en la silla, mientras le embellecen, y le van contando a
esa personas sus problemas, no quiere decir con esto que esa persona no sea
confiable, pero tampoco quiere decir, que el peluquero sea su mejor consejero.
O el vigilante, hay personas que se salen de su casa, de su apartamento, y se
van a la portería, a contarle sus problemas al vigilante. O a un amigo, o al taxista, la gente cuenta
sus asuntos.
David tomo consejo de sus capitanes y del pueblo; y dese
cuenta como el orden de los factores, en este caso, si altera el producto. Dice la Biblia en el Vers. 2, “dijo David, a
la Asamblea de Israel: Si os parece bien y si es la voluntad de Dios”. Ese no
es el orden correcto. No siempre el
parecer el pueblo, es la voluntad de Dios.
David estaba poniendo en primer lugar el parecer del pueblo, él puso en
primer lugar el consejo de los capitanes; tomo consejo de los capitanes y se
fundamento en el parecer del pueblo, y dejo a Dios en tercer lugar, “Si Dios
nos ayuda”.
Dice la Biblia, que la idea de él, era traer el arca de Dios
a Jerusalén, a la ciudad de David, porque hacia mucho rato que no le hacían
caso. “Y toda la asamblea decidió que se
hiciera así”. ¿Quién decidió que se hiciera así? La asamblea. Nunca le consulto a Dios. Algo que nos puede molestar pero es así, las
democracias, no necesariamente coinciden con los planes o la voluntad de
Dios. Como tampoco es discutible, que no
siempre las personas toman las mejores decisiones ni las más convenientes. Basta observar el panorama político nacional
e internacional. Todo el tiempo la gente
esa eligiendo gobernantes, que no necesariamente son hombres de Dios, ni sus
programas de gobierno representan los planes de Dios, pero el pueblo elige.
No necesariamente la democracia refleja la voluntad de Dios;
la asamblea fue la que decidió, y entonces, David reunión a todo Israel, y subió
con todo Israel, y llevaron el arca de Dios de la casa de Abinadab, en un carro
nuevo y Uza y Ahio, (hombres valientes, del ejercito de David, hombres de su
confianza), ellos guiaban el carro.
Hasta allí, a aparentemente todo estaba bien. David tenia una buena intención, aunque
tengan en cuenta que no siempre las buenas intenciones de los hombres, están de
acuerdo a los planes de Dios, por eso se deben “discernir los pensamientos y
las intenciones del corazón” con la palabra de Dios. (Hebreos 4:12)
Hay personas que son bien intencionadas, y sus propósitos son
nobles, pero esta dejándose llevar por el corazón, (que es engañoso, más que
todas las cosas), se están dejando llevar por la emoción o el sentimentalismo; desde el impulso y el
deseo pero no necesariamente desde un conocimiento espiritual, desde los
principios. David tenia una buena
intención, el propósito era bueno, pero ya veremos en que el estaba equivocado,
y eso que no se puede perder de vista, que era el hombre conforme al corazón de
Dios.
Y David y todo Israel se regocijaban en Dios, con todas sus
fuerzas; ellos estaban felices, David y el pueblo, David liderando la
procesión, la marcha; “con canticos, arpas, salterios, tamboriles, címbalos, y
trompetas. Pero cuando llegaron a la era
de Quidon, Uza extendió su mano al arca para sostenerla, porque los bueyes
tropezaban. Y el furor de Dios se
encendió contra Uza, y lo hirió; porque había extendido su mano al arca; y
murió allí delante de Dios. Y David tuvo
pesar, porque Jehová había quebrantado a Uza; por lo que llamo aquel lugar
Perez-uza, hasta hoy”. Usted dirá, “pero
es lógico que si el arca se va a caer, estaba bien que alguien la sostuviera;
una situación que a muchos les puede parecer injusta, incomprensible.
“Y David temió a Dios aquel día, y dijo: ¿Cómo he de traer a
mi casa el arca de Dios? Y no trajo David el arca a su casa en la ciudad de David,
sino que la llevo a la casa de Obed-edom geteo. Y el arca de Dios estuvo con la
familia de Obede-edom, en su casa, tres meses; y bendijo Jehová la casa de
Obed-edom, y todo lo que tenia”. Recapitulemos.
Cada vez que Usted quiera hacer algo, pregúntese: ¿es la voluntad de
Dios? Consulte a Dios. Hay dos preguntas
que siempre debemos hacerle a Dios: Primero: ¿Qué es lo que tu quieres que yo
haga? El QUE. Segundo, ¿Cómo es que tu quieres que yo lo haga?. El COMO. Apenas hasta el Verso 12, David se hizo se
pregunta, pero ya la salida en falso de David, había cobrado una victima.
Los errores de los líderes se pagan caro y a veces los pagan
inocentes. ¿Por qué? Es lo que la Biblia dice, “donde no hay dirección sabia,
caerá el pueblo”. (Proverbios 11.14 a)
Como quien dice, ¿Quiénes son los que mas sufren las consecuencias de un
mal liderazgo, o de las decisiones equivocadas de un líder? El pueblo. La salida en falso, apresurada, emocional de
un líder, el que sufre, es el pueblo. Y
eso es lo inaceptable, porque un líder tiene al Espíritu Santo que nos da la
guía y la pausa, el ritmo que debe ser, desconocemos al Espíritu Santo,
desconocemos a Dios, no le consultamos, ni le pedimos al consejo que un líder
nos podría dar, que nos puede mostrar un ángulo de la situación que no hemos
considerado; una luz que nos ilumine que no tenemos, un polo a tierra que nos
aterriza, sino que actuamos apresuradamente, emocionalmente, afanosamente, y
damos paso en falso.
David tenia un buen propósito, eso era indiscutible, la idea
era buena, plausible, era apenas lógico, que el arca de Dios estuviera en el
lugar que le corresponde; además que esto significaba atraer la bendición y la
prosperidad de Dios; el problema no era la idea, sino que el quid del asunto era como lo quiso hacer David. Y cuando ya se
dio cuenta que había cometido una equivocación, tuvo temor de Dios y reconoció
que la había embarrado. Entonces hizo
una pausa. Un líder como cualquier ser
humano, se puede equivocar; ¿Cuál era la virtud de David? Que el reconoció su equivocación. La más grande necedad de una persona es no
reconocer su necedad, su equivocación.
Es mas, insistir en ello.
Sabe que por allí no es la cosa; sabe que no es con esa persona; sabe
que ese negocio no lo debe hacer; que no es por allí, por donde se esta
metiendo, ya lo sabe, de alguna manera lo sabe; se lo han dicho, se lo
advierten, se lo aconsejan; pero la persona, insiste tercamente. Y esto le llevara a sufrir mayores lesiones,
quebrantos. Muchas veces el
quebrantamiento, no es el plan de Dios para mi vida, no es lo que Dios me
quiere dar; los planes de Dios son de bendición, de felicidad; entonces esa
persona, ¿porque vive tan quebrantada y triste? Porque se fabrica problemas,
porque no consulta a Dios, porque no sigue dirección, porque desconoce las
escrituras. Jesús dijo: “las palabras que yo os he hablado son espíritu y son
vida”, (Juan 6:63b) la palabra de Dios produce
vida al que la posee, al entendido le da vida.
Porque “el entendido en la Palabra hallara el bien y el que confía en
Dios es bienaventurado” (Proverbios 16:20)
David tenia una virtud, tuvo el coraje, (para eso se necesita
coraje) de reconocer su error; él había actuado con temeridad, no con temor de
Dios, se había dejado llevar por su corazón, sin consultarle a Dios, y esto es
en el fondo, orgullo personal, ¿Qué ocasiono esto? Quebranto. “Antes del quebrantamiento es la soberbia y
antes de la caída, la altivez de espíritu” (Proverbios 16:18) Pero también tuvo
el coraje, la honestidad de reconocer su error. Y algo muy importante,
corregirlo. Porque como seres humanos,
tenemos todo el derecho de equivocarnos, pero también todo el deber de
corregirnos. Máxime, si hay personas que
pueden salir, afectados, lesionados, quebrantados, como fue el caso de Uza. Finalmente, el error de David, a quien más le costó, fue a Uza y su familia.
Un líder debe tener la
entereza, la integridad, el coraje de aceptar que se equivoco; agachar la
cabeza delante de Dios; de reconocer y hacer el correctivo. El hizo además algo muy importante y nos deja
su ejemplo, si Usted no tiene claridad sobre una situación, lo mejor es
quedarse quieto, ponerse neutro. (Stand By)
David no regreso el arca donde Abinadab, pero tampoco la llevo a su casa
en Jerusalén, entonces busco una salida, una solución intermedia, la dejo en la
casa de Obed-edom, mientras resolvía que hacer.
Ni se regreso, pero tampoco avanzo, se quedo quieto, puso pausa,
mientras resolvía el asunto, o tenia mayor claridad.
Y pasaron tres meses, porque hay situaciones que toman
tiempo; la tendencia es hacer todo a las carreras, “para mañana es tarde”; sin
embargo, aquí aprendemos que hay situaciones que nos obligan a esperar. ¿Qué era lo que tenía que esperar David? Que
Dios le mostrara que debía hacer, y mientras Dios le mostro, pasaron tres
meses. Fue el tiempo que le tomo a David
aclimatarse a los tiempo de Dios. El
problema es el acelere, se escuchan muchas voces, y terminamos confundidos. Y lo que entendió finalmente David, aparece
descrito en el capitulo 15, verso 2: “Entonces dijo David: El arca de Dios no
debe ser llevada sino por los levitas;
porque a ellos ha elegido Jehová para que lleven el arca de Jehová y le sirvan
perpetuamente”.
En esos tres meses, David busco en la Biblia la respuesta; él
no se quedo quieto, el pregunto a Dios sobre donde estuvo su error. Porque él
había convocado a todo Israel, reunión a todo el ejercito, hizo una gran
asamblea, hizo un gran acto publico, pero al final, cuando las cosas no se le
dieron, quedo comprometida, no la imagen, (no es cuestión de imagen) pero si la
confianza de un pueblo hacia su líder, hacia su rey. Pero el entendió, sometió su entendimiento a
la revelación; y comienza a hacer los ajustes.
¿A quien convoco la primera vez? A los capitanes. Pero ahora, una vez que ha entendido, como
deben hacerse las cosas, ¿a quien convoca? Según el vers. 4-11. Convoca a los sacerdotes y levitas.
El Señor le mostro a David donde estaba su error. El por desconocimiento de la ordenanza, por
no haber consultado a Dios o al sacerdote, se había equivocado en el
procedimiento. Los únicos autorizados
para transportar el arca de Dios, eran los levitas. Las personas que habían consagrado sus vidas
para las cosas santas. No eran los
valientes del ejercito, sino los levitas, era una ordenanza, una instrucción
especifica que Dios le había dado a Moisés. (Deuteronomio 10:8) Y no solo le
había instruido acerca que los autorizados eran los levitas, sino que debían
colocarla en dos barras y llevarla en hombros. ¿Y David que había hecho? La transporto
en un carro nuevo y coloco a dos de sus capitanes al frente. Y se equivoco, porque ni era con capitanes ni
en un carro, sino levitas y en barras y sobre los hombros.
A veces nos pasa situaciones similares, nos contemporizamos
con el mundo, creemos que la obra de Dios se debe manejar al paso de la
modernidad con la que avanza el mundo, pero no es así. Jesús dijo: “Id y haced
discípulos”, y aunque hoy se cuentan con muchas herramientas tecnológicas, pero
estas no sustituyen a la pastoral persona a persona. Hay cosas que no cambian, así el mundo este
muy modernizado. David no solo entendió
eso; sino que llamo a los sacerdotes y levitas y les dijo: “Vosotros que sois
los principales padres de las familias de los levitas, santificaos, vosotros y
vuestros hermanos, y pasad el arca de Jehová Dios de Israel al lugar que he
preparado; pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, Jehová nuestro
Dios nos quebranto, por cuanto no le buscamos según su ordenanza”.
(Vers. 12-13)
Y no termina la historia allí. En la primera ocasión, fue David quien
dirigió la alabanza, pero ¿era lo correcto?
Sin justificar a David, hay que intentar entenderlo en su parte humana, él
era un hombre de temperamento sanguíneo, alegre, impulsivo, emocional,
carismático, con una personalidad arrolladora, alegre; un hombre que amaba a
Dios y amaba la alabanza; por eso él se puso adelante, motivando a todos a
alabar al Señor. ¿Eso esta mal? No, pero
no era lo correcto. “Asimismo dijo David
a los principales de los levitas, que designasen de sus hermanos a cantores con
instrumentos de música, con salterios y arpas y címbalos, para que resonasen y
alzasen la voz con alegría”. (Vers. 16)
Y siguen diciendo, “Y Quenanias, principal de los levitas en
la música, fue puesto para dirigir el canto, porque era entendido en ello”.
(Vers. 22) No puede ser cualquiera,
tenia que ser un levita, cuya función era dirigir el canto y además era
entendido en ello. Las cosas de Dios se
deben con santidad; decentemente y con orden, con calidad. “David, pues, y los ancianos de Israel y los
capitanes de millares fueron a traer el arca del pacto de Jehová de casa de
Obed-edom con alegría”. (Vers. 25) Dios
no quiere entorpecer sus planes, él no es su enemigo. Muchos dicen, “y porque es que Dios no me
ayuda”; en realidad, el si quiere que usted alcance su sueño, que logre su
objetivo, solo que lo haga como es. Al final,
David, fue con los ancianos y capitanes por el arca, al final el logro su
objetivo, pero esta vez, bajo la dirección de Dios.
Hay dos maneras de hacer las cosas: A su estilo, a la brava,
a las malas, como se den; o al estilo de Dios, decentemente y con orden. Finalmente, David logro su objetivo, el que
el Señor no esta en contra de eso, pero tenia que aclimatar a David al altar de
Dios. Ese el problema de muchos, que no
se han aclimatado al altar de Dios. Y aquí
viene algo muy hermoso, que tremendo lo que dice el Vers. 26, “y ayudando
Dios a los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová
sacrificaron siete novillos y siete carneros”. Cuando se hacen las cosas por la
derecha, siguiendo dirección, instrucción, consultando a Dios, obedeciendo a la
ordenanza, ¿Quién se pone de su lado para ayudarle? Dios.
Fue el quien ayudo a los levitas.
¿Cuando cuento con la ayuda de Dios?
Cuando consulto a Dios, cuando obedezco a su ordenanza, cuando actuó
temeroso de Dios, y no con temeridad desafiando su soberanía.
¿Por qué fabricarnos problemas? ¿Por qué seguir el modelo de
los hombres y no el modelo de Dios? ¿Por qué permitir que sea “su majestad el
ego”, el que gobierne mi vida y no el Señor Cristo? ¿Para que quebrantar mi vida sin necesidad? Son
los hijos de Dios, los indicados para ocuparse de la obra de Dios, no son los
expertos, sabios o especialistas del mundo; sino aquellos a quien Dios la
llamado, ha elegido, ha escogido, ha ungido y capacitado para la obra. Son los hijos, no lo extraños, sino aquellos
a quien Dios ha llamado. Dios ha querido
hacer de cada uno un “Quenanias”, un levita, un principal, instruido en la
música, puesto para dirigir. Si Dios lo
ha hecho entendido en eso, es para glorificar a Dios con su vida.
No era David el indicado para dirigir la alabanza; él era el
rey, pero a pesar de serlo, había una ordenanza establecida, eran los
sacerdotes y levitas llamados a trasportar el arca, a dirigir la alabanza, a
encargarse de las cosas santas, eran los que habían consagrado sus vidas a Dios
los responsables de las cosas santas y de lo consagrado a Dios. Dice el Vers. 28, “De esta manera…”, dando a
entender como es que se tienen que hacer las cosas, “de esta manera”; ¿Por qué
muchas veces las cosas no se nos dan? ¿Por qué nos enredamos? ¿Por qué nos fabricamos
problemas innecesarios? Porque lo estamos haciendo de otra manera y no de esta;
que es la Bíblica, la revelacional, la amorosa de Dios. “De esta manera llevaba
todo Israel el arca del pacto de Jehová, con jubilo y sonido de bocinas y
trompetas y címbalos, y al son de salterios y arpas”.
“Pero cuando el arca del pacto de Jehová llego a la ciudad de
David, Mical hija de Saúl, mirando por una ventana, vio al rey David que
saltaba y danzaba, y lo menosprecio en su corazón”. (Vers. 29) Cuando una persona no esta metida en el
cuento, cuando no esta sintonizada, cuando esta al margen, solo critica. Y esta mujer, que era la esposa de David,
pero sin vida espiritual, digna hija de Saúl, miro desde la ventana y
menosprecio a David, “que vergüenza ese esposo mio, como un cualquiera ha
quedado, en interiores bailando con las doncellas de Israel”. En otro pasaje paralelo, le dice David, “si a
tus ojos soy vil, me hare mil veces mas vil a tus ojos, para ser enaltecido a
los ojos de Dios”. Dice la Biblia, que
Mical, por haber menospreciado a David, nunca tuvo hijos.
¿Cuántas veces nos equivocamos, solamente, por no seguir la
ordenanza de Dios? ¿Cuántas cosas hemos perdido en la vida no haber tenido en
cuenta el consejo sabio? Hay cosas que se pueden hacer al estilo del mundo,
según los modelos del mundo, pero en el mundo solo ofrece aflicción, en el hay
paz. A veces hace las cosas por quedar
bien. Y de que sirve quedar bien con el
mundo, si va a quedar mal con Dios.
Algunos argumentan, “es que todo el mundo lo hace”, pero los hijos de
Dios, somos harina de otro costal.
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