PREPARANDO EL CORAZON PARA SUBIR A JERUSALEN

PREPARANDO EL CORAZON PARA SUBIR A JERUSALEN
"Y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalen, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes". (Daniel 6:10b)

miércoles, 14 de agosto de 2013

LUGARES DE ENCUENTRO CON DIOS PARTE 1

Lugares de encuentro con Dios
 
En la antigüedad, no sucede como hoy que contamos con sinagogas, iglesias, templos, oratorios, lugares bonitos, acondicionados, para que las personas se puedan encontrar con Dios.

Hay algunos que son reconocidos como maravillas arquitectónicas.  La gran mayoría de las maravillas arquitectónicas de la humanidad, están relacionadas con lugares religiosos.  Me atrevería a decir, que Dios inspiró a estos hombres, para que a través de sus obras, su nombre fuera exaltado.

Pero en la antigüedad no era así; los lugares en los cuales Dios se manifestaba, en los cuales hablaba con sus escogidos, eran naturales, abiertos; como montes, valles, desiertos.  

Hoy, por la gracia de Dios, y gracia a que nuestro Señor nos abrió camino al Padre, cualquier persona, en cualquier momento y lugar se puede acercar a Dios; pero en la antigüedad no era así.

Era Dios quien elegía a una persona, un lugar y un momento para hablar con él. No era en cualquier momento, ni lugar; era donde Dios lo decía.  Primero fueron ligares abiertos, naturales, ya luego Dios instruyo a Moisés a construirle un Tabernáculo y posteriormente, acepto, que David, más exactamente, Salomón, le edificara un Templo a El.

Per Dios siempre fue amigo de lugares abiertos, naturales, y estos lugares los escogía Dios, no el hombre. Por ejemplo, cuando en el caso de Moisés, el subía al monte, no cuando el quería, sino cuando Dios se lo decía. Independiente de lo que Moisés estuviera haciendo, así estuviera muy ocupado; el Señor le decía sube al Monte, y el decidía cuanto tiempo debía permanecer Moisés en el Monte.  Y a veces paso allá hasta 40 días y 40 noches.

En la antigüedad no existían, como si los hay hoy en día, lugares de oración y de culto.  Están lugares naturales, abiertos, y en esos lugares, Dios se manifestaba a una persona específica, en un momento especifico y para un propósito especifico.  Para recibir el Rhema de Dios, su palabra.

Solo que en esos lugares no solo Dios hablaba, también en esos lugares, estos hombres construían altares, y ofrecían sacrificios a Dios. Y una vez que ofrecían sacrificios y elevaban sus plegarias, se quedaban esperando que Dios les hablara y regresaban con instrucciones precisas.  Y en la Biblia, encontramos muchos casos, hombres que fueron a llugares a quien Dios les habló y regresaron con instrucciones en su corazón.

 

los hombres de Dios, eran escogidos por el para el comunicarles su voluntad.  En esa época, no existían lugares de oración como existen hoy en día (iglesias, sinagogas, oratorios), los lugares de encuentro eran los Montes.  Dios elegía un hombre,  un Monte y  un momento para tener un “cara a cara” con esa persona y glorificarse en aquel que le buscaba en la intimidad.

Lo primero, es entender que Dios tiene un plan soberano con nosotros; las personas a diferencia de Dios, tenemos muchos planes, muchas alternativas, por eso se nos genera confusión; Plan A,B,C.  Dios tiene un Plan, el no cambia de parecer.

Nosotros tenemos muchos caminos, y eso es lo que nos hace cambiar de parecer; Dios tiene un camino; Jesús “es el camino, la verdad y la vida”.  Dios no tiene opciones; aunque el si nos lleva a elegir entre el bien  y el mal; entre la vida y la muerte.

En Génesis 18:17-19, encontramos a Dios en una especie de monologo, diciendo lo siguiente: “….” Dios tiene un plan. 

Dice la  Biblia (Vers. 1), que Dios se le apareció a Abraham en el Encinar de Mamre, ya Dios había se le había aparecido dos veces a Abraham en este lugar; comunicándole su voluntad y hablándole sobre la promesa que le daría un hijo, Isaac.  En ese lugar, Abraham construyó altar a Dios y allí vivió en diferentes momentos de su vida. Se volvió un lugar muy importante para el; ¿Por qué encinar? Porque era un bosque, un lugar donde había muchos árboles.  , donde había muchos árboles. 

En ese lugar Abraham tenía encuentros personales con Dios. (Gen. 13:18), era un lugar de encuentro con Dios. Y lo convirtió en un lugar de habitación.  Mamre, un lugar cerca de Hebrón, y sabemos lo importante que es este lugar en la Biblia.

La principal necesidad que tiene un hijo de Dios, es conocer la voluntad de Dios para su vida, su felicidad y realización persona estará determinada por eso.  Dios tenía planes con El.  Por eso dice, “¿Cómo voy a encubrir algo a Abraham, si él será padre de naciones?”  El consideraba a Abraham como su amigo, lo mismo sucedió con Moisés. En el monte uno tiene amistad con Dios.

Dios en el monte habla con uno como un amigo, como un padre; no encubre, antes descubre, revela el plan que tiene para sus hijos.  Vemos que Dios tenía un Plan con Abraham.  ¿Por qué no tenía reservas con él? Lo tenía como un socio, quería que Abraham confiara en él. “¿Cómo encubrirle, si él va a ser mi instrumento?”

Dios confiaba en Abraham, él sabía que era un hombre de fe, un hombre íntegro, comprometido, y un sacerdote en su casa. (Vers. 19)  “Porque yo se que mandará a sus hijos, y a su casa después de si, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él”.  El sabia, que una vez que el recibiera la visión, a los primeros que comunicaría esa visión, sería a sus hijos, a los de su casa.

Este hombre, que lo tengo para cosas grandes, es un hombre digno, un hombre íntegro, un sacerdote, y se que al darle la visión, a los primeros que va a meter en la visión, será a sus hijos y a los de su casa; y va a asegurarse que guarden mi camino, haciendo justicia y juicio.  Para que haga venir, sobre él lo que le había prometido.

Dios sabia, que él no se iba a quedar con la visión, sino que la iba a comunicar,.  Y eso es lo que Dios quiere; que la visión que viene de Dios, no la guardemos, sino que la comuniquemos. La luz no es para guardarse, encubrirse, sino para revelarse, manifestarse al mundo, para darla a conocer.

Aun hagamos esa reflexión, ¿hemos metido en las visiones de Dios, en  la revelación de Dios, a los de nuestra propia casa? Porque a veces somos luz de la calle, pero oscuridad de la casa. 

Estos lugares son elegidos por Dios, no por el hombre  (Éxodo 3:1-10) 

“Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: !!Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo. El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. 10 Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel”.

Estando Moisés en el desierto, apacentando las ovejas de Jetro su suegro; llevó las ovejas por el desierto, hasta Horeb, monte de Dios.   Era un lugar escogido por Dios, Y se le apareció el ángel de Dios, quien llamó su atención a través de una zarza que ardía pero no se consumía. (Vers. 2-3)  ¿Qué sucedió en ese lugar?

Veamos entonces las características de un lugar escogido por Dios:

En primer lugar, es un lugar donde Dios se manifiesta sobrenaturalmente, una zarza que arde y no se consume. 

En segundo lugar, en ese lugar Dios nos llama, habla a nuestro corazón.  En ese lugar donde Dios llama nuestra atención, para que me concentre, y me recuerda que ese lugar es santo.  No porque la tierra posea algunas características o propiedades especiales; sino, porque el que se ha manifestado en ese lugar es el Dios santo.

Y algo bien interesante, le dice: “Yo soy el Dios de tus padres, de Abraham, de Isaac y de Jacob”.  En los lugares de encuentro con Dios, donde el habla a sus hijos, él nos recuerda nuestras raíces. ¿Por qué Dios le recuerda a Moisés sus raíces?

·         Él había nacido en Egipto, y había estado en ese lugar 40 años

·         Había salido de Egipto a Madian, y había estado allá otros 40 años

¿Cuánto tiempo llevaba Moisés lejos de su parentela, de su herencia, de sus raíces? Ochenta años.  Cuando uno está en un lugar de encuentro con Dios,  lo el que hace es recordarle sus raíces, le habla de su llamado; le habla de sus propósitos, del plan que tiene con  uno.

Y comienza a decirle a Moisés, que se ha dado cuenta de la situación que viven los hebreos en Egipto, y como su clamor había llegado hasta él. “Ven por tanto ahora, y enviarte he á Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto”,

¿Eran esos los planes de Moisés? El ni se lo imaginaba eso. Pero en el lugar santo, santísimo, donde él se manifiesta, él le revela su voluntad, él le muestra que lo tiene para cosas grandes. 

Era tan pobre la visión de Moisés, que su respuesta es, “¿Quién soy yo para que vaya a faraón y saque de Egipto a los hijos de Israel?”.  Le dice: “Ve, yo estaré contigo”.  Y allí comienza un proceso, donde Dios queriéndolo meter a él en la visión, y Moisés queriendo salirse.

En el lugar santo, me llama, trata conmigo, me recuerda mis raíces, me muestra el plan y como soy protagonista en los planes de Dios.

Hay lugares donde Dios ha puesto su nombre. (Deuteronomio 12:5)  Hay un lugar por excelencia que Dios ha escogido en todo el planeta, para poner allí su nombre, y ese buscaremos y allá iremos. ¿Cuál? Israel

Dios escogió un lugar para que sus hijos vayan a ese lugar, le invoquen, estén con él; allá nos quiere llevar, al monte Moriah, al monte de Sion.

Él nos quiere llevar a esos lugares para recrearnos, escuchar nuestras oraciones, aceptar nuestros sacrificios (Isaías 56:6-7)  Está hablando de Jerusalén.

En el caso de la familia Centi, Dios nos ha dado un lugar, si por alguna razón no podemos ir a Israel, tenemos otro lugar, El redil.  No tienen que pasar muchos años para que uno decida ir al Redil.  Muchos lamentan, no haber ido antes.

En estos lugares él nos RENUEVA y nos REVELA (Isaías 55:8-11)  Que nos muestre como lo hizo con Moisés. ¿El plan de Dios era que Moisés se pasara la vida las  ovejas de su suegro? ¿En una tierra ajena, lejos de sus raíces?  El plan de Dios era hace de Moisés uno de los grandes de la Biblia, y de la historia.  Todo el derecho es inspirado en Moisés.

Tenemos que renovarnos, porque los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos, ni los caminos de Dios, son nuestros caminos.

Quien sabe qué planes tiene Dios con nosotros, pero a eso vamos, porque en estos lugares y tiempos íntimos con Dios, él nos RENUEVA y NOS REVELA sus propósitos soberanos. Debemos ajustar nuestra conciencia a los parámetros de Dios Lo primero es ajustarnos a los planes de Dios y no ajustar a Dios a nuestros planes. Por eso debemos renovar la mente. 

Los planes de Dios siempre serán mejores que los nuestros (Jeremías 29:11), hacer la voluntad de Dios no es gravoso, porque es agradable y perfecta.  Vamos al Monte a tomar visión y revelación de Dios para nuestra vida.

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