El monte, lugar de provisión
Una de las características que
tiene el Señor, es que él es dador, galardonador de los que le buscan, (Hebreos
11:6) ¿A quien se le manifiesta Dios con
sus dones y galardones? Al que le busca, al que le cree, al que se acerca a
Dios. Y es una regla: “Alguno tiene sed, venga a mi beba”. Hay que buscar a Dios, “buscad a Dios
mientras pueda ser hallado, entre tanto está cercano”.
Génesis 22
Aquí comienza la historia, Dios
probando el corazón de sus hijos. Algunos dirán, ¿las pruebas son necesarias?
En la vida de fe, tenemos son pruebas; las gentes del mundo, tienen problemas. Los hombres y mujeres de fe tenemos pruebas,
desafíos, unas son fáciles de superar, otras son más difíciles.
Pero son pruebas, situaciones en
las cuales se está probando nuestra fe; en la prueba se comprueba la
misericordia de Dios. Entonces, muchas
veces, el Señor desafía nuestra vida con pruebas. En las pruebas Dios está
presente.
Dios decidió probar a Abraham,
¿Por qué Dios prueba a una persona? Porque eso es como en el colegio. Las
pruebas son como en el colegio, cuando un estudiante presenta un examen de
suficiencia y lo aprueba, está listo para pasar a un siguiente nivel. Dios prueba, no para hacernos perder
exámenes, sino para demostrar conocimiento, y asegurarse que está listo para un
desafío mayor.
Abraham tenía que ser probado, para
que quedara constancia, que estaba listo para un desafío mayor. Dios le dice:
“Abraham”, porque la prueba incluye el llamado de Dios a una persona
especifica. Y le dijo: “toma a tu hijo,
a tu único, a quien amas, a Isaac, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo en uno
de los montes que yo te diré”.
¿Por qué Dios elige a Isaac?
Porque Dios está probando el corazón de Abraham. Por eso fue Isaac y no fue
Sara. Si Dios le hubiera dicho, ofrece a
Sara, seguramente Abraham, le hubiera respondido: “con mucho gusto”, “ya o de
una vez”, “tiene que ser mañana no puede ser hoy”, “esos son los desafíos que
me gustan”. Era Isaac, porque donde esta
nuestro tesoro, allí está nuestro corazón. Y lo que Dios prueba es el corazón.
Al ser “Isaac”, está tocando la
“niña de nuestros ojos”, lo que más amamos. Lo que no permitimos que nadie
toque. Y en este caso, Isaac, toma una
connotación especial para nosotros los cristianos. ¿Cuál es mi “Isaac”? Puede
ser mi casa, mi negocio, mi empresa, mi
esposa, mis hijos, mi familia, mi ministerio, tenemos tantos “Isaac”. Mi puesto
en la empresa. Lo que se nos dio en
administración, lo escrituramos y nos adueñamos.
Un distrito, puede ser mi
“Isaac”, nadie me toca mi distrito, porque es mío. Por eso, le dice,
sacrifícame tu único, que amas. ¿Y que
hizo Abraham? Guardó silencio, no discutió con Dios; y de esta manera, Abraham,
está dando muestras de madurez. La
primera muestra de madurez es cuando uno no discute con Dios.
Una evidencia de obediencia
revelacional, es cuando uno ya no entra a discutir o pleitear con su hacedor:
“Pero, ¿Por qué?”, “Pero, si es ¡mi hijo!”, “pídeme otra cosa, pero no a mi
hijo”; “no te metas con él”. Abraham
guarda silencio. Obedece.
“Se levantó muy de mañana”,
segunda muestra de madurez. No solo obedece, sino que lo hace de manera
diligente. Él se levanta, enalbardo su asno, tomo consigo a dos de sus siervos.
Hizo lo que se le dijo, y lo hizo rápido. Va al lugar que Dios le señala. A veces., uno le dice a una persona, ve a ese
lugar para que Dios te bendiga, pero la persona hace todo lo contrario.
“Al tercer día, alzó los ojos y
vio el lugar de lejos”. Abraham, tuvo suficiente tiempo para devolverse; para
decir, mejor no. pero Abraham era de los que no se devuelven, de los que no
retroceden; de los que no se rinden, de los que no renuncia, de los que siguen
adelante. Tuvo tiempo suficiente para
regresarse, pero no lo hizo. No era
fácil lo que estaba haciendo o por lo que estaba pasando.
“Después dijo Abraham a sus
siervos: Esperad aquí, iremos allí con el muchacho, adoraremos y volveremos a
vosotros”. Un hombre de fe, el sabia en
el fondo de su corazón que Dios no le iba a fallar. Pero él seguía haciendo su
tarea.
Mientras uno haga lo que Dios le
ha encomendado, mientras siga dirección, haga lo que se le dice; uno sabe que
Dios no le va a fallar.
“Entonces, habló Isaac a su
padre”; y este es el momento más difícil, porque hay un momento en toda
decisión, en el que uno puede flaquear; en que le tiembla la mano. Cuando uno está despidiendo a alguien, le dice:
“Mejor no te vayas, mejor quédate”. Allí
flaqueo. Uno tiene, infortunadamente,
que no son fáciles de tomar.
Se dice que, la jerarquía, el
talante de un Gerente se prueba al despedir un empelado, o un padre cuando
tiene que disciplinar a un hijo; es doloroso.
Uno no quisiera hacer sentir mal a nadie, pero a veces es necesario; y
es allí cuando uno puede flaquear, dar el brazo a torcer; y no hace lo que
tiene que hacer.
A veces el padre o la madre
tienen que tomar decisiones definitivas, pero a la hora de la decisión,
flaquea. “quédate diez años más”.
“Padre mío… ¿dónde está el
cordero para el holocausto?” Que
interesante la respuesta; allí se está probando el corazón de Abraham. ¿En qué
responde? A veces, porque nos tocan lo
que más amamos, la “niña de nuestros ojos” decimos cosas que no son
sabias. Damos respuestas desafortunadas;
adoptamos actitudes de víctimas, como si nos estuvieran maltratando.
Podemos dar una visión
desconsiderada de Dios, una visión incorrecta de la paternidad de Dios. Abraham pudo haberle dicho a si hijo, que Dios le
había perdido que o sacrificara, ¿Qué visión se hubiera hecho Isaac de
Dios? Hay que tener mucho cuidado sobre
lo que comunicamos a otros.
“Dios se proveerá de cordero para
el holocausto”. Cuando se vive en la
dimensión de la fe, de la obediencia, de descansar en las promesas de Dios; de
creerle a Dios. ¿Qué Respondió Abraham? Esto tiene que ver con probar el
corazón. A veces las pruebas sirven para
descubrir lo que hay en el corazón. Es en las dificultades de la vida, que uno
se da cuenta donde está parada la persona.
Dice la escritura, “de la
abundancia del corazón, habla la boca”, y es en las pruebas, donde se sabe
quién es quién; por lo que dice, uno sabe que hay en ese corazón. Hay cosas que no se le pueden contar a todo
el mundo; para que dañarle el corazón.
“Y edifico un altar…y ató a Isaac
y lo puso en altar sobre la leña”; dolorosa esa parte. El está ofreciendo su
hijo a Dios. Y así el sacrificio se hubiera consumado, el entrego a Dios lo que
más amaba. A veces, tenemos el corazón
puesto en las riquezas, y nos cuesta ofrecerle al Señor, pero terminamos
gastando en tonterías.
“Entonces el ángel de Jehová dio
voces desde el cielo…no extiendas tu mano sobre el muchacho, porque ya
conocemos que eres temeroso de Dios”. ¿La prueba iba orientada a qué? ¿A un
desprendimiento? ¿A un desapego? A dejar
constancia que era un hombre temeroso de Dios. Y esto es algo que me debo
preguntar; ¿Si Dios me hiciera una prueba, para ver que tanto soy temeroso de
Dios, pasaría el examen?
Como supo el ángel, que Abraham
estaba listo, porque no rehusó a su hijo, a su único. Cuando uno tiene reservas
con Dios; cuando le entrega todo, lo que más ama; Dios provee. A espaldas de Abraham, había un carnero engarzado.
La provisión que más necesitamos,
la tenemos a un lado, a las espaldas; pero uno está embelesado, tan enfrascado,
que no se da cuenta. ¡Pero cuando se dio
cuenta? Cuando alzó sus ojos. Y llamo
Abraham el nombre de aquel lugar: “Jehová Jireh”, que significa, “en el monte
de Jehová será provisto”.
¿A que provisión se refiere la
Palabra de Dios? ¿La provisión de Dios es el carnero? En realidad es mucho mas
que eso. Primero preservo la vida de su hijo; Segundo, preservó el llamado a
Abraham. Y como Abraham fue obediente,
Dios le dio toda la riqueza del cielo.
Esa fue la provisión, no el
carnero sino la bendición. UN cheque en blanco que lo siguió cobrando ese
cheque. Para el y para su descendencia.
Para quienes somos del linaje de Abraham. Somos una de esas estrellitas;
luego, la provisión es hasta hoy. ¿A qué
vamos al monte, al lugar de encuentro con Dios?
1. A
probar nuestro corazón
2. A
dejar constancia que somos los del linaje.
3. A
recibir la bendición y de la provisión.
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