PREPARANDO EL CORAZON PARA SUBIR A JERUSALEN

PREPARANDO EL CORAZON PARA SUBIR A JERUSALEN
"Y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalen, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes". (Daniel 6:10b)

martes, 2 de septiembre de 2014

Meditaciones diarias Salmo 143



Salmo 143
Dios escucha mis ruegos y oraciones; él responde a mis plegarias, lo que no tiene sentido es que yo me justifique delante de él; es él quien justifica. ¿Qué sentido tiene que yo trate de convencer a Dios que tengo la razón, sino la tengo, solo Dios lo sabe? ¿Por qué terquear con mi hacedor? Yo puedo convencer a los hombres, pero a Dios no
Hace muchos compre un libro, “el dulce arte de salirse con la suya” puede que con los hombres funcione, pero con Dios no. Además, ¿de qué sirve salirse con la suya, siendo que se anda equivocado?
En mi vida han sucedido cambios, no necesariamente positivos; hace un par de a los me visito una antigua discípula (Uruguaya) me hizo ver que yo no era el de antes, el joven alegre, juguetón, buen amigo, carismático que ella conoció; había permitido que mis problemas me convirtieran en una persona callada, seria, reflejando en mi rostro preocupación. Y no tiene sentido que me justifique.
Han sido muchos años de angustia, de preocupaciones, y he ido perdiendo la alegría, el verdor; mi corazón ha quedado desolado. Me he acordado de que me identificaba; he meditado y reflexionado en los hechos de Dios. He entendido que la meditación baja su palabra a mi corazón.  No me puedo quedar solo en la lectura, debo meditar, reflexionar.
Necesito que me hables, que me muestres el camino, que tu espíritu me guie por senda de rectitud.  David no pedía hombres, armas, ejércitos, victorias; solo le pedía a Dios que le dejara oír por las mañanas de su amor, de su misericordia. Que le mostrara el camino 0or por el debía andar. Que le enseñara a hacer su voluntad y el Espíritu le guiara por sendas de rectitud.
Vivifícame Señor, inyéctame vida; sácame de la angustia; disípame.  Necesito que el me disipe, que me saque del encierro de angustia en el que estamos.  Al salir respiro otro aire, veo otro panorama; escucho otras cosas; encuentro oportunidades donde no las he visto.  Y todo esto te lo pido porque tengo un solo argumento válido para mi, soy tu siervo.

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