Soy bienaventurado porque él me ha escogido, (1 Pedro 2:9) (2
Crónicas 29:11) Me ha escogido, me ha atraído (Oseas 14) para que habite en su
casa y sea saciado del bien de su casa.
Tres peticiones le estoy haciendo a Dios antes que termine el
año:
- 1. Recompense la obra de mis manos, saciando mi vida con el bien de su casa
- 2. Respondiendo a mis plegarias y peticiones con tremendas cosas
- 3. Corone este año con sus bienes, favores y misericordias
Dios a diferencia de los hombres “no es injusto para olvidar
la obra de mis manos, el trabajo de amor que hecho para el y para sus santos, habiéndoles
servido y sirviéndoles aun” (Hebreos 6:10)
Lo importante es que yo sepa o tenga claro: A quien sirvo,
delante de quien hago la obra y de quien viene mi recompensa. De lo contrario mi ánimo se cansaría hasta
desmayar.
El Señor enseñó un parábola, acerca de un señor que contrato
unos jornaleros y acordó con ellos un jornal; ellos trabajaron todo el día,
pero al terminar el día, el contrató a uno mas, y a este le pago el jornal de un
día. Él lo ´puede hacer, porque es su
dinero y está actuando de acuerdo a lo acordado.
Peo hay realidades que no puedo olvidar, hay personas que
trabajan ocho horas pero rinden lo de una hora; y hay quienes trabajan una hora
y rinden lo de ocho horas; y quien paga a cada uno por su trabajo, recompensa según
sus obras.
El responde a mis peticiones, pero yo debo clamar a él. (Jeremías 33:3) Hay tres momentos muy
importantes para clamar a Dios: el devocional personal, el ayuno y las
vigilias.
El está dispuesto a concédeme estas tres peticiones, pero yo
debo:
Abrir los surcos, limpiar los canales, construir los collados, para que su bendición llegue, corra y se esparcida.
Abrir los surcos, limpiar los canales, construir los collados, para que su bendición llegue, corra y se esparcida.
Debo abrir los canales si se han cerrado, quitar los obstáculos,
lo que se ha interpuesto para que la bendición no llegue. El primer canal que debo abrir y despejar es
mi comunión con Dios; quitar los obstáculos de mi corazón; revisar como esta mi
relación con los demás.
Para que el me
bendiga, y ponga su sello de excelencia y bendición en mi vida, debo poner
orden en mi vida; organizar mi agenda, mi presupuesto; hacer aquello que no he
hecho, que está pendiente; comenzando
por mi vida de oración.
La casa de oración se abre a la oración para que los cielos
se abran para la bendición.
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